El vuelo del 'Halcón de Varela'

El mundo del fútbol es vibrante por muchos factores: por la táctica, el resultado, los aficionados o por la historia. Pero todo buen amante del balón busca esa sensación indescriptible que te hace sonreír y no parar de leer, ver o escuchar ciertas historias: El romanticismo. Este concepto, tan mal utilizado en este deporte en los últimos años, no se encuentra en los medios de comunicación actuales o en la nueva “burguesía” europea instaurada desde principios del siglo XXI. El romanticismo se encuentra en esas historias que cada año pasan en los diferentes países del mundo, dónde hay equipos que están escribiendo nuevos capítulo de su historia, esos que dentro de 10 o 15 años anhelaremos con una sonrisa en la boca, como hacemos hoy día con las de mediados del siglo XX, equipos que actualmente desaparecidos del mapa futbolístico ganaron copas, ligas o hicieron disfrutar con su fútbol. Toca viajar a Argentina, allí hay un club humilde que causa furor, Defensa y Justicia se llama. Entremos, contemplemos y disfrutemos. Son historia.
Defensa y Justicia es un equipo situado en el municipio de Florencio Varela en la provincia de Buenos Aires. El club se fundó el 20 de Marzo de 1935, pero no fue un equipo futbolero hasta casi 1980. En estos 33 años, Defensa y Justicia era un club social dónde los ciudadanos del municipio jugaban al billar y a la bochas. Corría el curso 1978 cuando en el municipio se creó un equipo futbolístico para combatir contra sus vecinos de la Asociación Deportiva Berazategui, asociados un año antes.

 “Fue por celos, vieron lo que pasaba allá y la gente de Varela se empezó a mover. […] La gente de Varela que afilió a Defensa también habló con otros clubes: Varela Junior y el Club Nahuel. El único que presentó la personería jurídica fue “Tito” Tomaghello, por eso quedó en la historia”.  (Declaraciones del historiador Rubén Arias al portal Terra)

Debutó en la Primera D con un triunfo ante Cañuela por dos tantos a uno. Recuerda la gente que en el campo (llamado entonces Libertador General San Martín) no había sillas, todo el mundo estaba de pie, pero todos estaban ansiosos y expectantes por ver el balón rodar. En aquella temporada se disfrutó de Gareca, uno de los grandes ilustres de la época.
LOS AÑOS 80, EL GRAN ÉXTASIS DEL CLUB
En seis años, el “halcón de Varela” pasó de la Primera D a la B Nacional, pasó de vestir de azul a hacerlo de amarillo y verde y del anonimato al estrellato. En 1981 rozó el ascenso, perdió las chances en las últimas jornadas y logró culminarlo un año más tarde. En 1983-1984 lucharon para ganar el campeonato y así subir de categoría, se quedaron a un solo punto dos campañas consecutivas. Ya en 1985, tras un 7 a 0 a Barracas, con Pérez, Moles y Mozzi de protagonistas, Defensa y Justicia subió a la Primera B.  Y para acabarlo de redondear, seis meses después, el equipo volvía a ascender a la B Nacional, la segunda categoría del fútbol argentino. Un gran hito de un equipo que en el barro cosechó sus éxitos y que hizo unir a un pueblo bajo la misma bandera.

“En esa época iba gente a la cancha porque la mayoría de los muchachos eran de los barrios de Varela y cada barrio tenía su representante, su ídolo en el equipo: Castillo era de La Colorada; "Tucho" Vera y Alves de otros barrios; el "Narigón" Garay de los fondos de la ciudad. Más la gente que le gustaba el fútbol en Varela e iba a la cancha […]Unió a la gente. Yo vivía en el barrio Villa Susana y mi gente era de San Lorenzo, una familia de siete hermanos. Todos de San Lorenzo. Conocí el Viejo Gasómetro a los 7 años en 1967. Cuando apareció Defensa unió a la gente porque antes salías a la puerta de casa y todo era  Boca, River, San Lorenzo, Independiente y siempre lo mismo. Cuando apareció Defensa nadie se peleaba, nadie discutía, íbamos todos juntos a la cancha”.

(Declaraciones del historiador Rubén Arias al portal Terra)

Toca explicar que Defensa y Justicia cambió sus colores en 1981 porque entró en el club un patrocinador. La empresa “El Halcón”, dueña de la línea de autobuses 148. Éstos eran de color verde y amarillo, por eso se decidió cambiar de vestimenta. Además se agarró el pseudónimo de “halcón” para referirse al equipo de Florencio Varela. Una historia que justifica el pasado y el presente del club´.

DE LOS ERRÁTICOS 90 HASTA PRIMERA 2014
En 1993, el equipo tras una nefasta campaña bajó de nuevo a la B Nacional. Allí se estuvieron 4 temporadas hasta que volvieron tras derrotar a Tristán Suárez con un derechazo de uno de los mitos de la entidad, Jorge Galleguillo.  En la temporada 98-99 estuvieron a punto volar a Primera pero perdieron las semifinales del torneo contra Chacarita (el formato en aquella época era diferente al cuál conocemos actualmente). En la siguiente, Burruchaga agarró el equipo haciéndole más interesante y de buen gusto, pero no era pragmático, cosa que le dejó sin oportunidades de luchar por el ascenso.
Si ha habido un momento, un día en concreto dónde Defensa y justicia más sufrió y a la vez más sonrió fue ese 3 de junio de 2006. Ese día jugaba la vuelta de la eliminatoria por descender de categoría ante Morón. 1-1 fue la ida. La vuelta era en el estadio Tomaghello, lleno hasta la bandera. En el descuento del partido, el Halcón de Varela perdía 1-3, con ese resultado el equipo descendía. Pero en un par de minutos todo cambió. Primero Ramírez y luego Ezequiel Miralles cambiaron la historia del club. Dos minutos de ensueño, dos minutos que ningún aficionado olvidará.
Tras años de más sombras que luces, con buenos fichajes pero que no dieron la talla, en la temporada 2013/2014, en una gran campaña de los hombres dirigidos por Diego Coccael se subió a la Primera división Argentina por primera vez en su historia. Jugadores como Lucero, Camacho, Acevedo o Pellegrino fueron grandes pilares de este hito.
Esta temporada, ya en la éltite y sin miedo al descenso por ser un torneo de transición, el equipo dirigido por Darí Franco está escribiendo nuevas y deliciosas líneas para su historia. No solo por jugar en la más alta competición argentina, sino por jugar por primera vez los cuartos de final de la Copa. Parece escrito, novela viva, latente y que nos hace disfrutar. Eso es romanticismo. Un estadio de solo 13.000 butacas con mucha historia y donde aún caben más. Como esas que hacen que ver fútbol día a día sea más maravilloso.