Historias que únicamente pueden estar ahí, en esos mundos de cuento. Mundos que alimentan el ansia de saber de nuestros pequeños mientras mantienen esa tan valiosa virtud que se llama inocencia.
¿Mamá, existen los dragones? ¿Algún día podremos viajar al país donde viven las hadas? Preguntas y más preguntas con ojos incapaces de pestañear por miedo a perderse un mínimo detalle.
Los cuentos son una ventana a un mundo de imaginación con el que los niños no sólo pasan momentos inolvidables. Los cuentos son también, y sobretodo, la raíz de un árbol en el que los libros no caerán nunca de su copa. Enseñar a los niños a amar los cuentos infantiles es enseñarles a amar la lectura a lo largo de la vida, con todo lo grandioso que eso conlleva.
Así que hoy, Día del libro, rindamos un homenaje a todos aquellos escritores, editores y distribuidores de cuentos infantiles, porque gracias a ellos podemos hacer crecer la imaginación de nuestros hijos y su pasión por la lectura.