El Yo es la ‘mano’ que domina el mundo
Perdonen que ponga el burro por delante, pero yo estoy cansada ya de tanto yo. En estos últimos tiempo me he dado cuenta que la primera persona del singular es la que domina el mundo. “Yo hago el trabajo mejor”, “yo lo hice todo”, “yo me lo merezco”, “yo no he hecho nada”, “yo no quise”yo sé lo que digo”, “yo creo”, “yo pienso”… Me pregunto (sí, yo) qué pasaría si empezáramos a pensar en términos del otro o, por no querer dar un salto al vacío, al menos de “nosotros”. Si, por ejemplo, antes de dar una exclusiva para que nos alimenten el ego y nos cuelguen una medalla, no podríamos pensar en ese “nosotros” al que puede afectar de forma negativa una información que puede darse en otro momento o de otra forma. O si pensamos por una vez en que las cosas pueden hacerse de la manera que propone el otro. O si decidimos enfrentarnos al destino sin pisotear al otro, sin desvalorar su trabajo. ¿Qué pasaría si ponemos un gran nosotros encima de nuestros “yoes” individuales? Puede que sólo baste con mirar de forma diferente, con los ojos de quien se reconoce en sus congéneres. Tal vez todo empiece con un pequeño cambio que se convierta en una gran cadena de favores, como en este vídeo de la organización sin ánimo de lucro Live Vest Inside que busca extender la práctica de la compasión y la amabilidad hacia los otros. ¿Qué tal si nos apuntamos al nosotros?