El yoísmo

No sé cuántas veces he podido llegar a escuchar a las personas explicarnos lo buenas que son en algo, ya sea hablando de manera concreta o generalizada. Sorprende sobre todo, la facilidad de éstas personas para hablar de un todo como si realmente supieran de lo que están hablando, cuando probablemente la información que recibieron fue sesgada e incompleta.

La maestría con la que son capaces de hacer un diagnóstico de la situación con tal exactitud que parecen cirujanos en esa materia. Pero la realidad surge cuando el sujeto al que va dirigido aquella gran cantidad de información, no es capaz de contrastar con réplica, porque no es permitida.

El Yoísmo es puramente la capacidad del yo, de mi egoísmo y de "mi verdad absoluta" por encima de todo y quedando por encima de los demás.

¿Cuántas veces habremos escuchado decir lo bueno que es esa persona en algo?: 

Soy una gran conductora, porque mientras tu recorres 500 km en 5 horas, yo soy capaz de hacerlo en 3 horas y parando a desayunar; yo soy el mejor trabajador porque soy más proactivo y eficiente, mido mis tiempos y no cometo faltas graves; yo soy más que tú, porque cuando me equivoco soy capaz de darle la vuelta y que parezca que fuiste tu el que cometió el fallo. Yo, yo, yo y después yo.

Esta actitud de este tipo de individuos sin quererlo acaba repercutiendo directamente sobre nosotros, porque si no tenemos una personalidad suficientemente fuerte y creativa, acabamos entrando en "una realidad creada para nosotros", en esa dinámica constante de ego desmesurado, donde nuestra mente ya no es capaz de discernir entre lo real y lo inventado.

El yoísmo no es una fortaleza contra la adversidad, es el egocentrismo en su estado puro. Los empresarios sin quererlo fomentan el yoísmo generalizado, esa malsana costumbre de pelear todos por la misma "cazuela de garbanzos". Aunque después se les llene la boca en sus discursos hacia las plantillas que buscan trabajadores que se integren y colaboren con el resto.

Cuando la persona se cree superior a sus familiares, amigos y/o compañeros de trabajo, ésta trabaja para sí mismo, no busca la colaboración, es más, huye de ella. Destacar se convierte en una obsesión, en una lucha constante por encontrar su perfección a base de autoestima mal dirigida, pues no le importa hundir la reputación de otros con tal de conseguir un propósito concreto.

¿Por qué fomentar la autoestima?, una persona con una autoestima fuerte y una mente sana es imbatible. No se cree superior a nadie, tendrá una mentalidad proactiva ante las adversidades y las oportunidades, verá una realidad común y será capaz de ser consciente sobre un reto y creer en su consecución, lo que hará que sea más fácil conseguirlo; la intención y proyección sobre una meta en la vida o en el trabajo dará lugar a un estado de ánimo estraordinario hacia su consecución. La palabra "Ego" en el latín significa "Yo". El Ego hace referencia a la conciencia de la propia persona, la capacidad para que la persona se reconozca a sí misma, cómo percibe la realidad y su personalidad. Cuando hacemos referencias al ego de terceros, solemos decir: "Qué ego más grande tiene", o "su ego no le deja ver la realidad". Esto se da cuando la persona tiende a la creencia de sentirse por encima de los demás. Algo que no tiene por qué ser así, pero es una ilusión que nos creamos en nuestra mente para sentirnos superiores, es un ego no controlado, y se vuelve desmesurado.Una fórmula para evitar que el ego te domine, es encontrar la raíz que lo provocó y desecharlo. También puedes reorientar tu foco, no buscar las soluciones fuera y sí dentro. Focalizarte en reencontrarte y en no necesitar aprobación externa.

¿Cómo reconocer a una persona egocéntrica?, suelen ser personas sabelotodo, de todo saben, todas las materias dominan y nunca se equivocan.

Son personas Orgullosas, Insaciables y Acaparadores, en todo momento buscan llamar la atención y sobre todo no reconocen sus propios errores.

Manipuladores y Defensivas, siempre quieren tener el control de las situaciones y harán todo lo que esté en su mano para que todo fluya a su favor. La defensa será siempre su mejor ataque contra todo aquello que no encaje en su visión; y cuando la situación les desborda tienden a huir, donde el miedo cobra protagonismo, les atrapa dentro de su propia realidad.

Por concluir, si alguna vez te has visto en la situación de buscar culpables en lugar de buscar soluciones a algo que sabes que no hiciste bien, quizás tengas el ego subido. Háblalo con personas de tu entorno, así podrás bajarlo a la realidad de todos; recapacita y piensa un poco más en los demás y en cómo les haces sentir cuando quieres quedar como el aceite, siempre por encima.

La solución está en ti, cambia. Quizá los culpables no sean los demás, sino tú mismo/a. Aceptar los errores podría ser el primer paso: ¡Ánimo!.