Las características y proporciones de esta tipología debieron establecerse en los yugos de la catedral Primada, siendo posteriormente copiadas por el resto de iglesias y conventos de su jurisdicción. Su difusión debió tener lugar a través de dos vías.
Por un lado, la emulación de la catedral toledana por parte del resto de iglesias de su jurisdicción. Por otro, la vía institucional, bien a través de la figura del Visitador, encargado de la inspección periódica de un partido eclesiástico, o bien a través de diferentes normativas diocesanas (1).
Ilustración 33: Mapa eclesiástico de todas las Diócesis de España y adyacentes (detalle). Madrid (1853). En color amarillo, aparece el amplio territorio de la antigua provincia eclesiástica de Toledo. Fuente: http://bibliotecavirtualdefensa.es
Aunque con el gentilicio “toledano” definimos un tipo de yugo con unas características concretas que se extendió en la antigua archidiócesis toledana, debemos ampliar el campo de estudio a toda la provincia eclesiástica, donde aparecen yugos de la misma tipología o con soluciones similares mezcladas con otras propias de regiones colindantes, donde de forma paralela se desarrollaron otros modelos muy bien definidos.
La configuración del arzobispado toledano y su provincia eclesiástica ha variado a lo largo de los siglos. Entre el siglo XVI y mediados del siglo XIX abarcaba aproximadamente las actuales provincias de Toledo, parte de Madrid y Ciudad Real y el tercio occidental de Guadalajara, y algunas zonas de Cuenca, de Albacete, de Extremadura oriental y de la zona norte de Andalucía. La provincia eclesiástica toledana estaba compuesta por los obispados de Valladolid, Segovia, Burgo de Osma, Sigüenza, Cuenca, Córdoba, Jaen y Cartagena.
Esta división, tan diferente a la actual, debemos tenerla muy presente, pues hasta el siglo XIX la distribución territorial eclesiástica fue un cauce de relación entre territorios muy importante. Desde entonces, las diferentes diócesis y provincias eclesiásticas han ido modificándose hasta alcanzar su configuración actual, que se adapta a la división territorial de comunidades autónomas y provincias.
Dicho esto, debemos tomar también ciertas reservas. No podemos caer en el error de circunscribir en exclusividad esta tipología a un área geográfica concreta, pues las soluciones constructivas son diversas y en muchos casos coincidentes a pesar de su lejanía geográfica. Del mismo modo, tampoco podemos encorsetar y aplicar a rajatabla las características ya explicadas sobre esta tipología, máxime si tenemos en cuenta que buena parte de los yugos tradicionales eran realizados por carpinteros y herreros locales.
Las normas generales ya comentadas se materializan de diferentes formas en función del conocimiento de los diferentes artesanos locales y las materias primas. No obstante, ya en el siglo XVI existe el oficio de “enejador” (2), es decir, de poner en eje las campanas, especializado en la fabricación de yugos. Es posible que este oficio sirviese para sentar unas pautas generales y unas proporciones que posteriormente fueron difundidas e imitadas.
En el siglo XIX, o quizás un siglo antes, aparecen talleres semiestables que abastecen las necesidades de los pueblos del entorno, aunque en muchas ocasiones son también requeridos para poblaciones muy distantes. De estos talleres salieron yugos más o menos seriados con unas siluetas perfectamente reconocibles.
Como ya hemos comentado más arriba, los yugos del campanario catedralicio de Toledo marcaron las pautas de esta tipología. El conjunto está compuesto por dos címbalos (de tres asas), uno en el tejado de la nave central (para coordinar los toques con las celebraciones litúrgicas) y otro, que estaba situado en la terraza superior de la torre, empleado para llamar a coro; ocho campanas de movimiento en los ventanales del cuerpo inferior del campanario, y tres fijas, dos de ellas en el cuerpo superior y la grande, la famosa campana “Gorda”, la más grande y pesada de toda España, en el centro del cuerpo inferior junto a las ocho de movimiento. El tamaño y peso total del conjunto es abrumador.
La campana más pequeña (sin contar los címbalos), pesa una tonelada y es más grande que muchas campanas mayores de otras catedrales. Todo ello tiene una explicación simbólica para subrayar la importancia de la catedral de la sede Primada.
Los yugos de las campanas de la catedral de Toledo presentan una serie de peculiaridades que refuerzan la excepcionalidad de este conjunto y que no fueron, en general, imitadas por el resto de iglesias: un único eje que cruza de lado a lado y que en alguna de ellas atraviesa el asa central de la campana; los tirantes de sujeción de las campanas se fijan mediante cuñas de madera (característica propia de los yugos medievales, pero que en ocasiones se ha mantenido hasta nuestros días, especialmente en áreas rurales); las palancas de hierro (desaparecidas a principios del siglo XX) estaban curvadas hacia abajo (su anilla casi caía por debajo de la propia campana), y ancladas en la parte inferior de los brazos y no en el centro del brazo, como suele ser habitual.
En el eje Toledo-Madrid se encuentran los yugos que mantienen un tipología más “pura” , con las proporciones y elementos arriba explicados (ver Ilustraciones 1, 5, 14 19, 22, 23, 26, 34, 35, 36, 37). Se repite con frecuencia, sobre todo en ciudades como Madrid, un tipo de yugo con unas formas muy definidas, con perfiles de gola en la parte superior del brazo, el remate del contrapeso y en la pieza superior del cabezal.
Ilustración 34: Campana "Vieja", iglesia de San Julián, Santa Olalla (Toledo). Fuente: http://cofradiajesusdemedinaceli.blogspot.com.es
Ilustración 35: Campana de la iglesia de Santiago del Arrabal, Toledo. Foto: Pau SARRIÓ ANDRÉS / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 36: Campanas de la Colegiata de Torrijos. Foto: David Miguel Rubio / Fuente: http://realdesanvicentepuebloconencanto.blogspot.com.es/
Ilustración 37: Campana de la iglesia de San Andrés (Madrid). Foto: Luis BALDÓ BLANCO / Fuente: http://campaners.com
En ocasiones, podemos encontrar yugos de esta tipología en poblaciones fuera del área geográfica estudiada. Por ejemplo, encontramos yugos madrileños en la iglesia del Cristo de Jalón de Granja de San Pedro, en el municipio zaragozano de Monreal de Ariza fechados en 1859 y realizados en unos talleres situados en la plaza de las Salesas, que Álvaro Muñoz y Llop i Bayo atribuyen al fundidor Cosme Alonso (3) (ver Ilustración 38).
Ilustración 38: Campana San Rafael de la Iglesia del Santo Cristo de Jalón de Granja de San Pedro (Zaragoza). Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ; Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Pero como venimos diciendo, no siempre nos encontramos con yugos que mantengan a rajatabla las proporciones ya mencionadas.
Existen interesantes conjuntos que varían las medidas y las proporciones, como los yugos de las campanas grandes de Torrelaguna (Madrid) (ver Ilustración 39), o el antiguo yugo de la campana Gorda de la parroquia de Ajalvir (ver Ilustración 19). Los primeros con brazos relativamente bajos y alto contrapeso, el segundo con un alto brazo y un contrapeso muy pequeño.
Ilustración 38: Campana grande, Torrelaguna (Madrid). Foto: Luis BALDÓ BLANCO / Fuente: http://campaners.com
La parte occidental de Guadalajara perteneció hasta 1955 al arzobispado de Toledo. A pesar de la lejanía, el modelo toledano estaba muy implantado en la zona. Hasta el año 2013 la campana “del Montón” de Torija ha conservado el yugo de madera de nogal realizado en 1951 por el carpintero local (ver Ilustración 27).
Éste seguía fielmente las proporciones y características del yugo “toledano”. Aunque la destrucción generalizada de la guerra civil hizo desaparecer la gran mayoría de campanas e instalaciones tradicionales, se conservan interesantes yugos que demuestran su filiación toledana (ver Ilustraciones 4, 15, 25 y 40)
Ilustración 40: Campana de la Concatedral de Guadalajara 1923-1936. Foto: Tomás CAMARILLO HIERRO / Fuente: http://www.cefihgu.es/
En la capital de esta provincia conocemos la existencia, al menos desde el siglo XIX (es probable que incluso antes), de un taller de fundición de campanas más o menos estable del que también pudieron salir yugos seriados. Este taller de fundición está asociado, al menos desde las primeras décadas del XIX, a la saga de los “Corral”, fundidores de origen cántabro.
A mediados, y sobre todo a finales de esta misma centuria, aparecen dos apellidos asociados a la citada saga, los “Quintana” y los “Colina”. Éstos trabajaron intensamente en esta provincia y en otras vecinas hasta los años sesenta-ochenta del siglo XX. De estos talleres pudieron salir yugos seriados como los de Valfermoso de Tajuña (Ilustración 25) y Romanones (Ilustración 41).
Éstos, por su hechura y estado de conservación, debieron ser realizados en el siglo XX. Presentan unas características fácilmente identificables: son extremadamente achatados, de escaso contrapeso; pequeño cajeado para la corona en la parte inferior del brazo; pequeños ejes acodados, y ausencia de palanca.
Ilustración 41: Yugo arrumbado en el campanario de la iglesia parroquial de Romanones (Guadalajara).
Parece que en el siglo XVIII ya debía haber modelos seriados a juzgar por los yugos conservados en Centenera4 (Ilustración 43) y el pueblo molinés de Tartanedo (a 140 kilómetros de distancia del primero) -Ilustración 42-.
Ilustración 42: Fotograma del volteo de una campana. Tartanedo (Guadalajara). Fuente: https://www.youtube.com/
Ilustración 43: Campana grande de Centenera (Guadalajara).
En la zona sur del arzobispado, en Ciudad Real, esta tipología se mantuvo viva hasta bien entrado el siglo XX. La ilustración 44 muestra la subida de una campana a la nueva torre de la iglesia de Campo de Calatrava, inaugurada en 1962.
Uno de los presentes en la fotografía es el carretero local -Julián Vela- autor del yugo. Como podemos ver mantiene las proporciones y los elementos característicos de este tipo de yugos.
Ilustración 44: Subida de una campana en Campo de Calatrava (1962). Entre los retratados aparece Julián Vela, autor de del yugo.
Fuente: http://www.entredosamores.es/
http://vozdebronce.blogspot.com/search/label/YEPES%20%28Toledo%29&version;
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Revista Cultura y Ocio
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