El 16 de febrero se cumplieron 20 años de la firma de los acuerdos de San Andrés y solemos esperar que la comandancia zapatista diga algo respecto a fechas que como la referida nos parecen significativas. Sin embargo, me doy cuenta de que hay algo de incomprensión en ello, porque el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ya dijo lo que consideró relevante el pasado 1º de enero y refirió su trayectoria de construcción ante la traición a los acuerdos de San Andrés, sin mencionarlos.
¿Qué mas fuerte que esto?: “El 1º de enero de 1994, hace 22 años, hicimos público el ‘¡Ya basta!’ que preparamos en silencio digno durante una década. Callando nuestro dolor preparábamos así el grito de nuestro dolor. De fuego fue entonces nuestra palabra. Para despertar a quien dormía. Para levantar a quien caía. Para indignar a quien se conformaba y se rendía. Para rebelar la historia. Para obligarla a decir lo que callaba. Para develar la historia de explotaciones, asesinatos, despojos, desprecios y olvidos que se escondía detrás de la historia de arriba. Esa historia de museos, estatuas, libros de texto, monumentos a la mentira. Pero tenemos a un lado nuestras armas, no las dejaremos, estarán con nosotros hasta el final. Porque vimos que donde nuestro oído fue corazón abierto, el Mandón opuso su palabra de engaño, su corazón de ambición y mentira.
No podíamos sentarnos a esperar a que entendieran quienes no entienden ni siquiera que no entienden. No podíamos sentarnos a esperar a que el criminal renegara de sí mismo y de su historia y se convirtiera, arrepentido, en alguien bueno. No podíamos esperar una larga e inútil lista de promesas que serían olvidadas unos minutos después. Ésta es nuestra primera palabra en este año que comienza. Más palabras vendrán, más pensamientos. Poco a poco se irá mostrando de nuevo nuestra mirada, nuestro corazón que somos. Dijo lo que tenía que decir en el momento preciso. Después de la contrarreforma de 2001 el EZLN emitió un comunicado contundente en el cual señaló que ésta no respondió a las demandas del CNI, del EZLN ni de la sociedad civil nacional e internacional que se movilizó con ellos. Que traiciona los acuerdos de San Andrés en lo general. En lo particular refirió autonomía y libre determinación, los pueblos indios como sujetos de derecho público, tierras, territorios, uso y disfrute de los recursos naturales, elección de autoridades municipales y derecho de asociación regional entre otros. Asimismo, declaró que se cerraron las puertas del diálogo y la paz, dieron razón de ser a los diferentes grupos armados y eludieron saldar la deuda histórica y declaró el desconocimiento formal de dicha reforma, y el anuncio de que no retomará el camino del diálogo con el gobierno federal hasta que sean reconocidos los derechos de acuerdo con la iniciativa Cocopa. Concluyó con un llamado al CNI para que se organicen y mantengan formas de resistencia en todo el territorio nacional (29/4/01). Esta postura se tradujo en la reivindicación de las autonomías de hecho. El EZLN se concentró en ello y a lo largo de estos años ha construido un proyecto integral autonómico que no tiene paralelo en el país y fuera del mismo. Ciertamente el 16 de febrero no es la fecha del anuncio de las juntas de buen gobierno, de la cátedra Tata Juan Chávez, ni coincide por supuesto con la del 21 de diciembre de 2012, cuando el zapatismo realizó masivas marchas silenciosas en varios municipios chiapanecos, destacando de nuevo la entrada a San Cristóbal de Las Casas. En ellas el mensaje simbólico fue la pregunta ¿Escucharon? Con tan impresionante demostración de organización, el EZLN reanudó la presencia pública y al peñanietismo, en esa ocasión, lo retó a que cumpla los acuerdos de San Andrés y anunció el diálogo no con el Estado, sino con amplios sectores sociales, de vastas regiones, para compartir sus experiencias en materia de autonomía, autogobierno, salud, educación, con relevancia en las experiencias de las mujeres zapatistas, entre otras, a través de las escuelitas…
Quienes sí hablaron fueron los diputados, que armaron lo que llamaron conmemoración pluripartidista, con un toque de solemnidad consistente en llevar a San Lázaro de invitados especiales a algunos de los integrantes de la Cocopa en tiempos de San Andrés, por fortuna sin presencia de alguna organización indígena (que se sepa). Y emitieron el discurso de los lugares comunes, reconocieron que existen pendientes en materia legislativa para garantizar los derechos de los pueblos indígenas, como los derechos de las mujeres, la consulta indígena y principalmente el reconocimiento de los pueblos originarios como sujetos de derecho público. No mencionaron que después de 2001 el Congreso ha legislado contra los pueblos indígenas y en favor del despojo a sus territorios. Lo dicho, el EZLN sí sabe callar y hablar con sentido estratégico.
Revista América Latina
Magdalena Gómez