El último zar de todas las Rusias parece que nació con mala estrella, es decir, coloquialmente hablando: estaba "gafado".
Del principio al fin de su mandato.
Y con él se extinguió la dinastía de los Romanov
Nicolás sucedió a su padre Alejandro III por obligación, sin ningún interés, aptitud ni vocación por los asuntos de Estado.
Él mismo dijo:
—No estoy preparado para ser zar, nunca quise serlo. No sé nada del arte de gobernar, ni siquiera sé la forma en que debo hablar a los ministros....
Ya en su ceremonia de coronación sucedió un hecho lamentable.
La ceremonia tuvo lugar en el campo de Khodynka (Moscú). Allí se dio un banquete a los presentes que se contaban por miles. Además de la comida se prepararon regalos para agasajar a los invitados al evento. Al parecer, según se cuenta, empezó a circular el rumor de que no había obsequios para tanta gente, con lo que la multitud empezó a ponerse nerviosa y se produjo una auténtica avalancha hacia las mesas donde estaban los regalos. Como resultado de la estampida, multitud de gente fue pisoteada y hubo muertos y heridos.
No sabemos si por incapacidad o falta de interés, sus decisiones de gobierno estaban influenciadas por la zarina Alexandra y por el impresentable de Rasputín, más conocido por “El monje loco”, quien ejercía un extraordinario dominio sobre la zarina. Mal aconsejado por unos y por otros, el zar dejó que se agudizaran los graves problemas: la miseria del campesinado, las tensiones sociales, el ansia de reformas y de libertades de todo un pueblo, etc.
Rasputín
En política exterior potenció la inestabilidad en los Balcanes y el enfrentamiento con el Imperio Austrohúngaro, por su política paneslavista y de apoyo al nacionalismo serbio, sumamente perturbador a nivel regional.
En 1905 llevó a su país a una guerra contra Japón, la cual perdió. El descontento de las masas por la derrota provocó oleadas de protestas, que fueron reprimidas duramente por el ejército.
Una de ellas fue la que tuvo lugar en febrero en el denominado “domingo sangriento”: una matanza de manifestantes , hambrientos y descontentos, que pedían pan frente al Palacio de Invierno en San Petersburgo
Involucró en 1914 a su país en la Primera Guerra Mundial, un conflicto para el que no estaba preparado ni técnica ni económicamente hablando. A pesar de sus buenas relaciones con su primo el Kaiser alemán Wilhelm II (Guillermo II), movilizó tropas cuando Austria declaró la guerra a Serbia tras el atentado de Sarajevo, lo que supuso la declaración de guerra de Alemania. Las sucesivas derrotas infligidas por el ejército alemán, provocaron más descontento entre las masas y fue una de las causas de la revolución de 1917.
El final de su reinado tampoco acabó bien. La Revolución Rusa lo arrojó del poder, siendo detenidos él y toda su familia. En la medianoche del 17 de julio de 1918 fueron todos llevados al sótano de la casa donde los tenían recluidos y allí fueron ejecutados a tiros, incluyendo sus sirvientes más cercanos. Algunos fueron rematados con la bayoneta y a culatazos. Aunque no falta quienes opinan que las mujeres se libraron de la matanza y pudieron sobrevivir.