Por Eduardo Montagut
Uno de los primeros partidos de inspiración
democristiana fue el Zentrum alemán,
el partido católico, que tuvo una larga vida política, entre 1871 y 1933. Nació
al calor de las políticas anticatólicas del canciller Bismarck.
Después,
comenzó a ser un partido imprescindible en las coaliciones de gobierno del
período de transición de un siglo al otro y, muy especialmente, en la República
de Weimar. Los nazis disolvieron el partido. En este trabajo nos centraremos en
la primera etapa de la formación política, en tiempos del Imperio alemán, en el
contexto del enfrentamiento entre el canciller de hierro y los católicos.
En la época de Bismarck, el Zentrum (Zentrumpartei), y dirigido por Winddhorst era fuerte en
Baviera y en el Rin. Defendía un programa democristiano, basado en dos grandes
puntos: intervención del Estado a favor de los trabajadores, y la defensa de
los católicos frente al protestantismo del norte y, especialmente, prusiano.
Pero también defendía el parlamentarismo y el federalismo. Fue uno de los
primeros partidos de la era moderna, ya que casi era de masas, como lo era el
socialdemócrata, pero siempre estuvo dominado por una élite de aristócratas y
burgueses.
La Alemania de Bismarck tenía un problema religioso.
El 60% de la población era protestante, aunque en el sur bávaro y en la zona de
la Renania los católicos eran mayoritarios, teniendo cierta fuerza en Baden,
Silesia y Posnania. Recordemos que el Sacro Imperio Germánico quedó dividido
después de la Paz de Westfalia en el año 1648, tratado por el que termina la
Guerra de los Treinta Años, entre católicos y protestantes, muerto ya el ideal
del emperador Carlos, aunque ya en la Paz de Ausburgo ya se había establecido la
división del Imperio en las dos confesiones, permitiendo a los príncipes elegir
la que desearan, estando obligados sus súbditos a seguir la religión elegida
por su soberano.
El Kulturkampf,
movimiento cultural protestante, supuso un enfrentamiento con la jerarquía
católica. Kulturkampf es en alemán,
lucha de culturas. Este conflicto fue protagonizado por el canciller Bismarck
durante muchos años, desde el nacimiento del Imperio hasta el año 1887.
Bismarck estaba alarmado por los decretos emanados del Vaticano por los cuales
la Iglesia tenía un derecho anterior al del Estado en relación con la
obediencia de los ciudadanos. También se preocupó por la creación del Zentrum, que se hizo fuerte en los
estados católicos, con un marcado carácter antiprusiano. Estos hechos motivaron
que Bismarck pensara que el catolicismo debilitaba los vínculos con el recién
creado Imperio, establecido y regido bajo la batuta de Prusia. Es, entonces,
cuando el canciller de hierro reacciona con la promulgación de las Leyes Falk, por las cuales la Iglesia tenía
que someterse al Estado. El Vaticano intervino ante el gobierno alemán y,
después de una serie de negociaciones se llegó al acuerdo en 1887 de
restablecer los derechos de los católicos, mientras éstos terminaban por
vincularse, claramente, con el Imperio.