La literatura islandesa, por increible que pueda parecer en un país de 300.000 habitantes, tiene una rica tradición que viene desde las Sagas, historias en prosa casi siempre anónimas que tienen origen en la época medieval. Eso ayuda a comprender el significado de este libro, que sólo puede medio entenderse en el mar de la rica corriente literaria de Islandia: está tan lleno de códigos, de símbolos y de juegos de palabras que además sin el postfacio de Enrique Bernárdez, su traductor, sería en buena parte ininteligible.
El Skugga Baldur es personaje de la mitología islandesa: mitad gato mitad zorra que devora el ganado. El zorro ártico comienza con la caza de un zorro por Baldur Skuggason, el pastor del pueblo (conviene saber que el zorro es el único depredador de la isla y su caza es una exclusiva del clero) y narra la leyenda de creación del Skugga, partiendo de cuatro historias que se entremezclan sólo al final: Abba, una extraña joven, será la medida tanto de la maldad del ser humano como de la bondad de la que el hombre es capaz; y como no podía ser menos, al final el espíritu del zorro se transformará en el arma de la justicia.
Una historia destacable, contada con elegante sencillez, aunque nos perdamos buena parte de los juegos de palabras (cuenta el traductor como los nombres de los personajes también tienen un significado en la historia) que han hecho que esta obra reciba el premio de literatura del Consejo Nórdico de 2005.