Revista Educación

El zurcido

Por Siempreenmedio @Siempreblog
El zurcido

En 1940 una niña terminaba un bonito mantel para su dote. Estaba muy orgullosa de lo que había conseguido. El toque final lo daba el planchado, así que agarró la pesada plancha de carbón, con tan mala suerte que una brasa saltó y agujereó la hermosa tela. Su madre, al ver el desaguisado, se dispuso a hacer un zurcido con hilo blanco, que creó, de la imperfección de un accidente, un dibujo nuevo. 78 años después ese mantel permanece entre las posesiones de la niña, ya una mujer de 90 años. Muchas piezas de tela habrán sucumbido en todos estos años, quizás más perfectas, más enteras, pero ese zurcido es una prueba de que, aún con el escozor de las heridas, se sigue adelante, que una cicatriz puede convertirse en la más longeva de nuestras posesiones y recordarnos, toda una vida después, el amor de las curativas manos de una madre.


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