Sus primeros pobladores habitaron en chozas. Al viajar por España, a través de la carretera C-3212 en Castilla la Mancha, el viajero llega a Elche de la Sierra, de casi 4.000 habitantes, la antigua Elchecico. Según la historia, Elche corresponde a la Ilici Batillsano que Ptolomeo colocó en sus tablas geográficas cerca de los Villares, que hoy existen con el mismo nombre.
En Hélice, lugar al que muchos historiadores identifican con la actual Elche de la Sierra, murió el general cartaginés Amílcar Barca frente a los iberos en la Batalla de los toros de fuego (año 228 a.C.) Resultó una brillante estrategia del jefe ibero Orisson que, con inferioridad numérica, colocó haces de paja ardiendo en las cornamentas de los toros, quienes embistieron a elefantes y soldados púnicos para diezmar al enemigo.
Panorámica de Elche de la Sierra./Lionni
En la zona donde tuvo lugar la batalla se levanta una tumba dedicada al padre de Aníbal, el futuro azote y terror de Roma, que pereció en las inmediaciones del río Segura. Ya habitada desde el Neolítico, Elche de la Sierra resultó ser un enclave importante en época prerromana y romana, como corroboran unos cuantos restos arqueológicos hallados en la zona como monedas y restos de viviendas.
Los visigodos pasaron también por estas tierras, como lo atestiguan los nombres de Gutta (Villares) en Elche de la Sierra y Góntar en Yeste. En época musulmana, perteneció el municipio albaceteño al Reino de Todmir, que se extendía por el sur de la provincia manchega y las de Murcia y Almeria, primero, y con posterioridad a los Reinos de Taifas establecidos en Dénia y Murcia.
Tumba de Amílcar Barca.
Durante la Guerra de la Independencia (siglo XIX), la Junta de la Mancha se estableció en Elche de la Sierra, que fue sede asimismo del Tercer Ejército que hizo frente a las tropas francesas. Éstas sufrieron importantes derrotas aquí. Al final de los tiempos, Elche logró establecerse como municipio independiente en la época del reinado de Fernando VII, durante el Trienio Liberal.
Una vez que llega al pueblo, el viajero tiene que tomar nota de lo que debe ver. Dos son los sitios más apetecibles: la iglesia de Santa Quiteria (siglo XVIII), de estilo neoclásico, planta de cruz latina y dos torres en la fachada; y el Ayuntamiento, situado en la Plaza Ramón y Cajal. Del siglo XIX, está levantado por dos cuerpos y vanos con arcos de medio punto.
Iglesia de Santa Quiteria./Misterfanhero
Otro punto de interés es el Parque de la Concordia, la zona verde de la localidad más visitada y que dispone de flora local. Así como la Balsa del Pilar, sitio de encuentro de lugareños y visitantes. También merece la atención del viajero el folclore de la localidad, que celebra la procesión de Corpus sobre alfombras de serrín y viruta con las que se consiguen bellos retratos y mosaicos. Está declarada de Interés Turístico Regional.
Parajes de interés natural como los cañones del río Segura en zonas como El Almazarán, La Longuera, Gallego o el Barranco Andrés se ponen a disposición de quien las quiere disfrutar con sosiego. Las propias aguas cristalinas del río y las fuentes de los alrededores de Elche de la Sierra (El Alamillo, La Poza o Fuente Hilario) esperan el chapuzón del viajero, para cerrar así una idílica escapada romántica, amén de histórica.
Para conocer algo más sobre el paso de los cartaginenses sobre la península ibérica, el viajero puede ampliar información si viaja al yacimiento de Puig des Molins en Ibiza o visita restos donde han dejado también su poso como Bailén o Cástulo.
Dónde dormir: Hotel Moreno; Calle Bolea, 44; Elche de la Sierra (Albacete); teléfono: 967 410262.
Dónde comer: Restaurante El Tío Pepe; Av del Mediterráneo, 3; Elche de la Sierra (Albacete); teléfono: 967 410005.