Revista Moda
Precioso zapato de Stuart Weitzman
Hemos podido observar durante los días de campaña electoral para las elecciones municipales que, especialmente en las ciudades zapateras, casi todos reivindicaban una denominación de origen y la creación de un museo del calzado. Eso lo hemos leído en propuestas de algunos partidos políticos en Elche y Vall de Uxó, entre otros. Otras iniciativas abogaban por dar más protagonismo y dotación a museos existentes, son los casos de Alaior en Menorca, Inca en Mallorca, Arnedo, etcétera. Pero lo que más me ha llamado la atención es la creación de una denominación de origen para la fabricación del calzado con el fin de impulsar la industria, y lo sorprendente es que esas acciones deben hacerse arropadas por una Semana del Calzado y una Pasarela de moda y del calzado, es decir, algo así como hacer de la ciudad que lo propone la cuna y el paradigma del calzado.
Verdaderamente las ciudades que lo proponen tienen todo el derecho para hacerlo, pero la oferta de algunas zonas, en materia del calzado, incluyen sus zapatos en conjunto, o sea: el deportivo, el calzado tipo medio -bajo y el calzado tipo medio-alto (si es que lo tienen), ah se me olvidaba, también la alpargata, actividad que todavía conserva una industria testimonial de la pujanza que tuvo en el pasado en algunas zonas como inicio de la actividad zapatera. Al final volvemos al "sálvese quien pueda".
Los museos del calzado abundarán en España como setas y para más disparate dos en la misma provincia, a ver quién puede más. De la misma forma ya tendremos dos semanas del calzado, la que realizamos en Elda desde el año 1992 y otra nueva que propone una gran ciudad cercana. Con respecto a la pasarela de moda del calzado, es algo que ya propusimos hace más de diez años para que la Pasarela Cibeles llevase zapatos hechos en Elda, pero aquello no se estimó. Ahora resulta que se han dado cuenta de repente que la denominación de origen y los eventos unilaterales de las ciudades zapateras si es lo que conviene. Pues vayamos a eso.
Vista del hall de entrada y escaleras del Museo del Calzado de EldaRepetimos hasta el agotamiento que las circunstancias por las que ha tenido que atravesar la ciudad de Elda para conseguir lanzar un zapato de calidad y arropar esa calidad del prestigio necesario, no es fácil de alcanzar y mucho menos de la noche a la mañana. Elda ha renunciado a cualquier otro tipo de calzados que no sea el de mujer de alta calidad, dejando atrás el calzado de niño (que llegó a ser incluso mayoritario en otras épocas), el calzado deportivo que no cuajó por la alta calidad de los materiales que en Elda se trabajaban, también por el abandono del vulcanizado que era una forma de añadir sintéticos al calzado tradicional, además del exquisito cuidado con que se trabajaba y se trabaja el aparado en Elda y el montado, que hacían de este tipo de calzado no tuviese el rendimiento que económicamente se suponía debía tener. También se dejó de fabricar el calzado de caballero (que se facturaba en muchas industrias del pasado), precisamente en aras de una industria tradicional ubicada en la ciudad de otra provincia y donde se crearía un foco de ese tipo de zapato. Al final Elda se quedó con la flor y nata del calzado, aquel que persiguen la mujeres de buen gusto y que desean calzar verdaderas obras hechas con un diseño avanzado, pero especialmente con unas hechuras inmejorables, el zapato de lujo de mujer.
Vamos a reivindicar esas señas de identidad, vamos a dejar claro lo que supimos hacer y seguimos haciendo, vamos a seguir potenciando nuestro Museo del Calzado por encima de cualquier otros proyectos que puedan hacerse solo con recursos económicos. En Elda hicimos un museo de la nada y a través de los años (ya han pasado veintitrés) lo hemos fortalecido y prestigiado hasta convertirlo en uno de los más importantes del mundo. Pero poco a poco, como se hacen las cosas. Depurando iniciativas y creando otras. Buscando los apoyos y el estímulo para fortalecerlo. Así hemos llegado al año 2015 con un Museo del Calzado que con dinero solamente es imposible lograr. Reafirmemos esas señas de identidad por encima de cualquier otra, porque en el Museo está nuestra Historia, "la de verdad", la del trabajo y los sacrificios de miles de eldenses ¿qué otra cosa puede ser de tantos y hablar por todos? Lo que tenemos, y que muchos pueblos ambicionan, debemos protegerlo y engrandecerlo por encima de cualquier otra cosa. Para completar esa identidad, también debemos potenciar nuestra denominación de origen. Pero de eso hablaremos otro día.