Corría febrero de 1936 y las elecciones estaban cerca, muy cerca. El poder había estado dos años en manos de la derecha, sus acciones de gobierno se centraron en eliminar los avances conseguidos desde 1931 por los gobiernos de izquierdas, poniendo freno a las reformas del Ejército, Religiosa, Agraria, la descentralización del Estado, ... Así, bajo un gobierno de derechas, se aprueba una Ley de Amnistía para los autores de la "Sanjurjada" y para los colaboradores con la dictadura de Primo de Rivera, se aprueba un presupuesto para el culto y el clero, se fija la devolución de la tierra a los nobles, se anula la expropiación de la tierra no cultivada, se suspenden o derogan los decretos de Largo Caballero para el campo, se frena la autonomía catalana y los estatutos vasco y gallego, en la Constitución se suprimen o modifican artículos referidos a la religión, la enseñanza, el matrimonio civil, las autonomías y la propiedad privada, ...
Unas actuaciones de la derecha que desembocaron en un descontento general de los españoles, unido a los escándalos de corrupción protagonizados por el Partido Radical, principalmente consistentes en la autorización del trucaje de las ruletas eléctricas de los casinos a cambio de comisiones, ruletas de la marca Straperlo, nombre que españolizado sirvió poco más tarde para denominar las operaciones de fraude y contrabando iniciadas en la posguerra. Por otro lado la corrupción económica tal y como hoy la conocemos, (Caso Nombela entre otros), dinero a cambio de contratos públicos, licencias, etc,,, también salpicaba con intensidad al Partido Radical, escándalos que llevaron a Lerroux a su salida del Gobierno en septiembre de 1935, y a no conseguir representación parlamentaria en las anticipadas elecciones de 1936. Un periodo de dos años de gobierno de la derecha en España republicana, que fue adecuadamente calificado como el Bienio Negro.
Como puede verse la situación de la España de 1936, en el fondo, era bastante similar a la que hoy padecemos, es decir y resumiendo: Pérdida de los derechos adquiridos desde 1931, desempleo, sumisión al clero, corrupción económica, ética y moral....
Faltaban solo un par de semanas para las elecciones y los mítines se sucedían sin cesar, la prensa de uno y otro signo llenaba sus páginas de artículos y editoriales y la radio no dejaba de emitir mensajes electorales. Más o menos como hoy sucede en España, pero ahora incrementado hasta casi el infinito por las decenas de cadenas de televisión que operan en nuestro país.
Por aquel entonces, la izquierda a un lado y la derecha a otro, ambas configuradas por una interminable coalición electoral de siglas, más una opción centrista representada por el entonces presidente del Gobierno, Portela Valladares, con el apoyo firme de Alcalá-Zamora, y un partido de nuevo cuño que por primera vez concurría a unas elecciones, Falange Española y de las JONS, un partido que giraba de forma absoluta alrededor de la figura de su líder carismático, José Antonio Primo de Rivera. Hoy en 2015, salvando las distancias y los pormenores, en lo que se refiere al mapa politico nos encontramos ante una situación parecida a la de febrero de 1936. La izquierda por un lado, eso sí desunida, y en la que debo incluir a Podemos aunque ellos no lo acepten de forma explicita, la derecha aglutinada en las filas del Partido Popular, y Ciudadanos, una nueva opción, ni de izquierdas ni de derechas, de centro reformista tal y como su líder absoluto, Albert Rivera , la define.
La actual situación de perdida de derechos y valores democráticos que desde 2011 venimos padeciendo a consecuencia de un gobierno de derechas, la crisis económica, el paro, la corrupción y el tablero electoral, nos trasladan, sin tener que hacer demasiado esfuerzo imaginativo, a la situación española de febrero del 36. Similitudes que más aún se nos ponen de manifiesto si repasamos uno de los discursos electorales (2 de febreo de 1936) del líder de la Falange, del cual extraigo algunos párrafos iniciales:
Por primera vez vemos a la Falange en una coyuntura electoral y nosotros, que no somos de derecha ni de izquierda, que sabemos que una y otra postura son incompletas, insuficientes, pero que no desconocemos, sin embargo, que en la derecha y en la izquierda, como esperando la voz que lo redima, está todo el material humano de que España dispone, al encontrarnos ante esta coyuntura electoral hemos tenido que estudiar, incluso con ojos benignos, los programas de la izquierda y de la derecha para ver si tenían lago aprovechable.
El programa de la izquierda era el más fácil de estudiar; se ha formulado con puntos y comas, con números y letras en los apartados. Y el programa de la izquierda, si se examina, tiene estas tres cosas; en primer lugar, una parte que es puro señuelo electoral, una pura enumeración de bienandanzas; se va a hacer de España una Arcadia, sin que sepamos como. Hay cosas tan contradictorias como el aumento de todos los servicios - de la sanidad, de las escuelas, de las comunicaciones- y la reducción, al mismo tiempo, de los impuestos. Nadie sabe, si se van a reducir los impuestos. como se van a aumentar los servicios. Esta primera parte no tiene otro objeto que cazar a unos cándidos lectores, no muy dotados de agudo espíritu crítico......
En otro aspecto, este programa de la izquierda aleja todas nuestras esperanzas en orden al sentido nacional que pudiera aportar: una declaración de que será restablecido, en su plenitud, el sistema autonómico votado en las Cortes Constituyentes..... Es todo esto la venida impetuosa de un orden destructor de la civilización occidental y cristiana; es la señal de clausura de una civilización que nosotros, educados en sus valores esenciales, nos resistimos a dar por caducada.Esta palabras del líder falangista, debidamente actualizadas, a nadie le extrañaría hoy oírlas de la boca de Rajoy, de cualquiera de sus portavoces, o pronunciadas por Rivera (Albert), es más las repiten cada día, tertulia tras tertulia, entrevista tras entrevista, manifestaciones que acomodadas al tiempo real persiguen lo mismo que Primo de Rivera, es el mismo discurso, utilizado y repetido a lo largo de los tiempos para descalificar a las izquierdas, en España y fuera de ella, pero sorpredentemente sigue siendo efectivo.
Unas palabras, las de Jose Antonio, pronunciadas por el líder de un partido politico que jugó un importante papel en el desarrollo de los acontecimientos que condujeron a la Guerra Civil. Un partido que nace con los apoyos de la derecha española y cuyos actos violentos y asesinatos contribuyeron a crear un clima de inseguridad y violencia propicio para las intentonas militares. Según Gonzalez Cuevas:
Tras la unificación [de FE con las JONS], FE-JONS se organizó mediante una estructura de tipo paramilitar, con milicias que disponían de sus propios mandos e instructores. Los falangistas se denominaban entre sí «camaradas» y el tuteo era norma entre ellos. A los triunviratos se les rendía honores a la usanza militar. Y se organizaron grupos especiales de milicia, la llamada «Falange de la Sangre». Sin embargo, su activismo era juzgado insuficiente por las derechas.Para aquellos que desconozcan la historia de Falange Española, decir que por medio de sus Milicias Falangistas, agrupadas en banderas, tuvieron un peso muy importante en el triunfo del golpe de estado allí donde se produjo, siendo igualmente determinantes en la represión posterior, practicando fusilamientos y paseillos, y en las operaciones militares combatiendo en el frente bajo el mando militar de los sublevados. La ideología fascista y ultranacionalista les otorgaba una propensión evidente al uso de la violencia, convirtiéndolos en un gran elemento como fuerza de choque. Su gusto por las simbologías también los hacía especialmente llamativos: cantando el cara el sol, ondeando sus banderas con el yugo y las flechas, alzando sus manos con el saludo fascista y vestidos con sus camisas azules, se hacían omnipresentes en los pueblos y ciudades ocupadas por el bando rebelde.
En fin, solo se trata de mi percepción, de mi idea de lo que son las verdaderas tesis del partido de Rivera, por mucho que uno de sus fundadores, Arcadi Espada, insista en que no se trata de un partido de derechas y por mucha ambigüedad que presida las declaraciones de Albert Rivera, ojalá yo esté equivocado.
Benito Sacaluga.