La semana pasada, a las puertas de las elecciones al parlamento europeo, tuvo lugar, como cada año, el debate sobre el estado de la nación y, como cada año también, uno tiene la sensación de que los diputados del congreso van allí a darse palmaditas en la espalda entre los miembros de su partido, a sacar pecho por lo buenos que son y lo bien que hacen todo, y a atacar con fervoroso ímpetu, pero sin ningún razonamiento ni argumento, al contrincante político, como los niños cuando se sienten amenazados o intimidados por otros, que reaccionan con el famoso “y tú más…” carente de toda razón y que responde únicamente a una rabieta.
Pues así transcurrieron los dos días de ¿debate?, entre descalificaciones, insultos, incongruencias y ridículos aplausos o abucheos, según tocara. Rajoy, como presidente de la luna, porque es donde debe de de estar este hombre, nos habló de que España ha dejado de ser un lastre para convertirse en un motor de Europa (?); que la crisis es historia, que ya hemos salido del túnel y que “España va bien”. Se olvida, por supuesto, de los 6 millones de parados y de que todas las instituciones y servicios públicos están hechos un desastre, incluido su propio partido, bajo la sospecha permanente de la corrupción, con un buen número de imputados, un hedor a fraude lamentable y sirviendo vilmente a las grandes empresas, mientras sigue manteniendo la soga al cuello de los ciudadanos bien apretada.
Sin embargo, como a pesar de todo tan tontos no son, han comunicado aprovechando este ¿debate?, en vistas de las inminentes elecciones al parlamento europeo, y barruntando que su política de estos últimos años no ha sido muy popular que digamos –tampoco eficaz-, algunas ¿medidas? para luchar contra el desempleo y el empobrecimiento de los españoles. Éstas “excelentes” noticias, que tienen al presidente con el pecho henchido como un palomo, son las de la tarifa plana de 100 € a la seguridad social para las empresas que contraten personal a tiempo indefinido; y que los ciudadanos que tengan ingresos inferiores a 12.000 € no pagarán IRPF. Y con esto España se convierte en un motor para la economía europea. ¡Toma ya!
La tarifa plana puede que ayude a aumentar las contrataciones, no lo vamos a discutir, pero el problema del paro y la precariedad laboral, acentuados tras la entrada en vigor de la reforma laboral, no se van a resolver porque existe una total ausencia de una política de empleo, de un proyecto detallado que transforme nuestro maltrecho contexto laboral en algo que tenga futuro. De este modo, lo que ocurrirá es que esta medida, al no venir reforzada ni acompañada por un plan de creación y calidad de empleo, será engullida de dos bocados por el deprimente entorno laboral que hay en España. No obstante, al gobierno sólo le interesa que esta medida le ayude a ganar votos en las elecciones al parlamento europeo, nada más.
La otra “solución” nos parece, no ya inservible, sino insultante, pues decirle a un ciudadano cuya renta es inferior a 12.000 € anuales que no va a pagar IRPF, después de que esa política que ha practicado el gobierno le ha llevado a una situación desoladora, es despojarle ya de toda dignidad como persona y como ciudadano. Claro que no paga IRPF, ni las facturas de luz, ni una gran parte de los alimentos que necesita, ni la hipoteca o alquiler –según sea su situación- ni otras muchas cosas que antes de esta crisis que él no provocó sí podía pagar. ¿Pretende acaso que le den las gracias por esta medida? ¿Cree de verdad que una persona en esta situación piensa mucho en el IRPF? No, señor Rajoy, sólo puede pensar en qué va a hacer mañana para sobrevivir.
Si estas nuevas “soluciones” anunciadas a bombo y platillo por el gobierno repugnan, no dan menos grima los movimientos de la oposición, la cual no se sabe muy bien qué hace ni qué pretende, pues está en caída libre desde las últimas elecciones, tanto que, si hoy hubiera elecciones generales, obtendría menos votos aún que el PP, según las encuestas. Ya hay que estar haciendo las cosas mal para sacar menos votos que tu adversario cuando éste se va a llevar un buen palo.
Es por ello que, para salvar el pellejo, se han unido al carro de las elecciones al parlamento europeo y han hecho suyo el discurso de la izquierda europea, que ha prometido abandonar las políticas de austeridad de la Europa de estos años para centrarse en una política más social que permita recuperar el bienestar democrático que se ha perdido y dejar en segundo plano las pretensiones de la Troika, el FMI y los poderes económicos. Ojalá sea cierto, pero no hay muchas esperanzas de que vaya a ser así.
Lo que sí está claro es que unos y otros recuerdan a las leyendas del diablo, cuando se acercaba a ciertos seres inocentes utilizando tretas, falsos halagos y regalos tentadores con el único fin de apoderarse de su alma. En breve serán las elecciones al parlamento europeo y el alma que ansían los políticos es el voto de los ciudadanos, luego todas las concesiones preelectorales se esfuman, recordémoslo.