
El voto en Blanco, con su inmensa carga de protesta contra la corrupción y el mal gobierno, representa la mayor revolución ciudadana en el siglo XXI y la mejor vía para refundar una democracia que, en manos de los partidos y de los políticos profesionales, ha sido contaminada, vaciada de contenido y transformada en una sucia oligocracia partidista.
Nadie es tan merecedor hoy de un castigo ejemplar como los políticos catalanes, campeones en corrupción en ineptitud, en victimismo, en sembrar la división y la discordia, en atiborrarse de privilegios y de anteponer sus propios intereses al bien común.
Los ciudadanos de Cataluña tienen la oportunidad de dar en las urnas una inolvidable lección a la casta política, incorporándose así a un movimiento mundial de rebeldía y protesta contra los malos políticos y la falsa democracia que representa la mayor esperanza cívica en estos comienzos del siglo XXI.
No pueden quedar sin castigo el retroceso de la prosperidad en Cataluña, los abusos de poder, el control totalitario de la prensa, la corrupción galopante en las administraciones públicas, las comisiones cobradas con descaro y arrogancia por los partidos políticos, el enriquecimiento injustificable de miles de cargos públicos, la marginación de los ciudadanos, el ensanche de la fosa que separa a ricos y pobres en la tierra catalana, la destrucción masiva de tejido productivo, el fracaso de la enseñanza, la incapacidad para integrar a los inmigrantes y decenas de tropelías y lacras cuyos únicos responsables son los malos políticos que han abusadi del concepto representativo, se han apropiado del poder, se han atiborrado de privilegios inmerecidos y han dinamitado todos los controles y cautelas propios del sistema democrático para poder actuar casi con plena inmunidad e impunidad.
En esta democracia adulterada, el ciudadano sólo tiene poder en el momento en que se abren las urnas, cuando puede castigar a los ineptos y apostar por el cambio y la regeneración. Es la horsa de castigar a los ineptos y de premiar a los que apuestan por la regeneración. En Cataluña ha llegado la hora del ciudadano y las campanas de la esperanza ya empiezan a sonar.