El simplismo se instala, últimamente fomentado por consignas como ‘’somos el 99%’’ afirman que todos compartimos los mismos intereses. La
consigna nació a raíz del artículo de Stiglitz en el cual escribía que el 1% de
población controlaba el 40% de la riqueza, lo cual es cierto económicamente
hablando, pero no cuando se pretende extender a la política, a la vida entera,
y la consigna pretende que interioricemos que todos pensamos lo mismo, menos
unos poquitos. Nada más lejos de la realidad y las elecciones en EEUU vuelven a
demostrarlo.
Unos 60 millones de electores votaron a cada uno de los candidatos, en
cifras similares a las de varias elecciones anteriores, salvo las demócratas últimas
que elevó considerablemente Obama. Muy difícil explicar los resultados con el
simplismo de que al lado de Hillary están los defensores del establishment, y al otro está el pueblo;
resulta imposible tragar que el multimillonario Trump sea la gente que lucha contra la pobreza y
desigualdades; recibió más votos de los de mayores ingresos, aquellos superiores
a 50.000 $ al año, 98/93.
Sin duda el miedo y la rabia se ha extendido entre la gente, en Europa y
EEUU fundamentalmente, a consecuencia de la globalización que supone
desindustrialización en occidente y pérdida de ventajas relativas entre sectores
obreros cualificados, que ahora llaman clases medias, el miedo tiene
componentes de pérdida de identidad que obligan a refugiarse en lo pequeño, en
la tribu, meter la cabeza bajo la manta,
el miedo a los otros, a los extranjeros, traslada la culpa a los emigrantes que
vienen a quitarme mi trabajo e identidad
cultural, esta es una realidad que vemos en zonas de votantes comunistas en
Francia que se pasan a Le Pen, o en el Reino Unido apoyando el Brexit, o en aquellos
países del Este europeo, ex socialistas, que hoy generan la mayor oposición a
los refugiados procedentes de Siria. La principal preocupación de los votantes
de Trump fue el miedo al terrorismo 57/39 y la emigración 64/32, muy por encima
de la economía 42/52.
Las diferencias entre ganador y perdedora han sido unas pocas decenas de
miles de votos populares, que han representado grandes diferencias en voto de compromisarios,
un exceso de votos demócratas en Washington 93/4, California 62/33, Massachusetts
61/34, Hawái 62/30, Vermont 61/33… pero
niveles de casi empate que decantaron los compromisarios para Trump en Michigan
48/47, Pensilvania 49/48, Wisconsin 48/47, Florida 49/48, que anteriormente
votaron demócrata y que salvo Florida son estados industriales afectados por la
globalización, ahí tuvieron mucho éxito posturas anti tratados comerciales,
defensa del proteccionismo y promesas de ventajas fiscales para grandes
empresas, ventajas para energéticas, carbón y petróleo, en consecuencia ataques
al cambio climático y sus políticas.
Es en estos estados donde Trump produjo
la mayor diferencia de votos respecto a los anteriores candidatos republicanos
a la presidencia.
En el lado demócrata hubo más condados favorables en las lindes con la frontera
mexicana, en ambas costas, donde se encuentran las mayores áreas metropolitanas
del país, Hillary ganó en todas las grandes ciudades por encima de un millón de
habitantes, también recibió más votos de pobres, los de menores salarios, que
coinciden bastante con negros, latinos y asiáticos, aunque arrastró menor voto
que Obama. Respecto al voto de mujeres ganó Hillary no por excesivo margen que
esperaban 54/42; a la inversa 41/53 recibió el voto de los hombres.
Por el lado republicano Trump mejoró a los anteriores candidatos republicanos
a la presidencia de 2008 y 2012 logrando mas voto de blancos, 58/37,
principalmente sin titulación universitaria 67/28 y con estudios básicos 51/45:
recibió bastantes más votos entre los de mayor edad y entre religiosos
evangélicos o cristianos. El voto rural se decantó por Trump 62/34, no así en
las ciudades mayores de 50.000 habitantes que perdió por 35/59.
Creer que el 99%, todos, deseamos idénticos objetivos vivenciales y
coincidimos en ideas e intereses está muy extendido, la realidad muestra lo
contrario cada día; hay múltiples bandos, grupos diversos dentro de las mismas
corrientes, muchos ‘aquellos y estos’.
Ante cada grupo social representado en las proporciones que se citan aquí,
consideren que tener la mayoría, no es la totalidad, por tanto a Trump también le
votan mujeres, negros y latinos, ricos y pobres. Se agudiza la transversalidad
de identidades en cada individuo y grupo, sean obreros, o mujeres, o emigrantes
asentados que estarán en contra de los nuevos, la sociedad se hace más compleja
y mucha gente es racista, demasiados xenófobos, no aceptan a los diferentes en
su barrio, demasiada gente quiere ley y orden por encima de otras
consideraciones...
Siete mil millones de personas vivimos en el Planeta, con ideas desiguales
sobre la vida y la muerte, distintas interpretaciones sobre el universo y el
medio que nos rodea, sobre la producción material e intelectual, sobre como
determinar necesidades y satisfacerlas,… muchos de esos millones de individuos
viven en el mismo marco físico y legal, lo cual sería imposible si la política
no organizara la convivencia dotando de compromisos normativos ampliamente
aceptados. Hay gente pa to, en todas partes, en todas épocas, los pueblos
votaron nazismo, muchos obreros formaron parte del fascio, culpar a los otros, que
suele ser la socialdemocracia, de que la gente elige a Gil, o a Trump es una
insensatez.