Elecciones (III)

Mejoró la imagen D. José Blanco tras la cirugía refractiva, lo que ignoramos es si liquidó los honorarios correspondientes a su Oftalmólogo con parte de los doscientos mil euros que le dieron a su primo en una gasolinera gallega, previamente a la  entrevista con el ministro. El azote de los corruptos populares ve proyectarse sobre sí mismo la sombra alargada de la familia, algo así como el hermano de D. Alfonso, que ocupaba descaradamente un despacho en Sevilla sin que nadie tuviese noticia de ello. Por si fuera poco, los hijos de este ciudadano ejemplar y baluarte del socialismo, estudian en un elitista colegio privado madrileño, al que los llevará, supongo, su criada extranjera, de ahí que no pueda ser un retoño de Pepiño, el protagonista del video que hace unos días comentábamos en este mismo espacio.

Rubalcaba es el candidato a presidir nuevamente el gobierno, después de una desastrosa legislatura de la que también fue responsable; así las cosas, no cabe enarbolar las soluciones como propaganda electoral, cuando se dispuso del poder para haberlas ejecutado con prontitud y diligencia. Los recortes venideros se antojan difíciles de asimilar para la población en general, y no se descarta una estrategia socialista dispuesta a ceder a la oposición la difícil tarea de iniciar la recuperación de la crisis, para anotarse posteriormente la medalla cuando una nueva Administración se haya visto desgastada con las radicales medidas económicas que serán necesarias.

En todo caso, el Sr. Blanco, D. Pepiño, el creador del “conceto”, el artífice de entrevistas imposibles en estaciones de servicio, mientras ofrece a los demás la educación que no quiere para sus hijos, debe ver terminada su carrera política. De concejal de pueblo, tras haberse paseado por la Facultad de Derecho un par de meses, ascendió a número dos del gobierno en un país del primer mundo, lo que es más suficiente para contar a sus nietos, mientras una mucama latinoamericana los acompaña a la cola del paro.