Eso que ves tras una prueba ciclista exigente, algún ciclista que al término de la misma aparece tendido en una camilla y conectado mediante unos cables a un aparato, eso se llama electroestimulación. También lo puedes ver en una visita al fisioterapeuta para tratar problemas musculares que se resuelven mediante electrodos… La electroestimulación ha llegado para quedarse. Cada vez más.
La electroestimulación se sirve de programas para erradicar dolores agudos o crónicos y dolores musculares. O también para no perder, o para recuperar, masa muscular después de una grave lesión durante la cual se ha estado inmovilizado durante mucho tiempo. En definitiva, nos explica nuestro experto de cabecera Chema Arguedas, “tenemos el concepto de que la electroestimulación tiene un potencial recuperador muy efectivo, pero… ¿funciona la electroestimulación para potenciar nuestro rendimiento? ¿Puede suplir un entrenamiento al aire libre? ¿Puede sustituir al gimnasio?”. A esas preguntas tratará Arguedas de dar respuesta.
Para empezar, no se pueden preparar pruebas cicloturistas exigentes solo con la electroestimulación, esto es, acomodado en la camilla o sofá y esperando mejorar nuestras prestaciones. “Lo que sí está confirmado”, agrega nuestro experto, “es que la electroestimulación sí entrena a los actores secundarios de la película que son los músculos. Estos son estimulados al recibir sus fibras nerviosas unos impulsos eléctricos por medio de unos electrodos”.
Es posible integrar la electroestimulación dentro de un plan de entrenamiento con el fin de obtener importantes mejoras a nivel muscular, aplicando los programas que dispone como la fuerza resistencia, fuerza explosiva y la tonificación. No, no solo hace falta coger la bicicleta o ir al gimnasio para desarrollar estas capacidades físicas. Pero la electroestimulación ayuda.
“Si no se obtienen buenos resultados no es por culpa de la electroestimulación, sino porque no se utiliza ni se entrena bien”, dice Arguedas. Hay que recurrir a la electroestimulación de la misma forma en que uno encara cualquier plan de entrenamiento. Tanto en un gimnasio como en el asfalto con la bicicleta. “Si vas a un gimnasio a nadie se le ocurre ponerse a levantar el primer día ciento cincuenta kilos en sentadillas. Lo más normal es que acabes lesionado y con unas agujetas de escándalo. Sería lo mismo que si en la primera semana del acondicionamiento general, comenzases a realizar fuerza resistencia en un puerto. No hay por donde coger un planteamiento semejante. Por lo tanto, para que sea efectiva la electroestimulación han de programarse o planificarse los programas y secuencias de trabajo en función del momento que nos encontremos de la temporada. No se puede llegar el primer día que te colocas los electrodos y enchufarte un programa de fuerza explosiva porque lo más fácil es que seas tú el que explotes muscularmente”, advierte Arguedas. Lo más adecuado sería iniciarte con un programa de tonificación.
Más ventajas de la electroestimulación: desaparece el riesgo de lesionarse por una mala técnica de ejecución, como puede ocurrir en un gimnasio. E incide directamente sobre las fibras musculares que deseamos trabajar sin un cansancio resultante.