Electromagnetismo

Así como la rama de la física, estudia nuestro fenómeno: magnético y eléctrico. Une nuestros corazones en una sola teoría, hasta que se forme una ley… nuestra ley. Con fundamentos abstractos en sí, pero intensos, sana la monotonía de mi sentir.

Que la corriente eléctrica sea el flujo de carga que solo tu mirada me puede brindar en el tiempo, que tu complexión haga en mí el movimiento de mi musculo real. Que dicha corriente me llegue hasta mis últimas cavidades nerviosas del epitelio y que con la polarización de tu cuerpo, la densidad de mi sentir se convierta en vida para ti. Que dicha teoría nos prediga la posición y espacio en el tiempo de nuestras almas….

Imagina un mundo donde la tristeza sea el motor de las convicciones, que sea la tristeza ya que es lo único real cuando no está tu presencia imponente. Imagina dentro de ese mundo imaginario, el choque de las partículas y vibraciones que tu esencia provoca, que rompe la nada como a un globo y desaparece dejando la chispa para mantener la llama de la necesidad.

Almas van, almas vienen, cada porción de cada cual, forma, mancha, quema, acaricia, marca con el mas mínimo roce, siendo parte de todo, de ti. Dejando cicatrices muy peculiares que siguen una jerarquía más allá de la subjetividad (que ya lo es). Te quedas, te vas, no me dejas en paz, formas la penitencia personal, que obliga a sucumbir el sentimiento en la enajenación. Y los suburbios de mis pecados se nutren con mis gritos ahogados cada vez que te materializas en mi mente, mi cuerpo no puede, no llega a la estabilidad, porque tal hecho no existe, porque tú eres mi entropía y utopía. En estas situaciones la objetividad sería una herramienta bastante apta para esta contrariedad-si es que la hay-.

Enriquecedora esencia, las palabras hacen regresar el alma, eres el conocimiento andando y la inspiración de escritos que salen del corazón, conceptos únicos de tu gran belleza, retroalimentación de la quintaescencia, y él TE ODIO disfrazado de miles de sentimientos encontrados.

Dís Marjean (> ñ.ñ ) >  <3