Revista Cine
Elegía de Osaka (Naniwa Ereji, Japón, 1936) fue un filme clave en la carrera de Kenji Mizoguchi (1898-1956). En la actualidad, hay un consenso entre los especialistas en Mizoguchi que apuntan -con lo relativa que puede ser esta afirmación, ya que la etapa silente del cineasta está perdida casi por completo- que Elegía... fue su primera obra mayor. La crítica contemporánea pensó más o menos lo mismo: la canónica revista nipona Kinema Jumpo listó Elegía de Osaka en el tercer lugar de su top-10 de 1936 -¿cuál fue el primer lugar de ese año?: Las Hermanas de Gión (1936), también de Mizoguchi.Sin embargo, por más que la película fue muy alabada por los críticos, Elegía de Osaka resultó ser un rotundo fracaso económico, en parte porque la misma casa productora, la recién fundada Daiichi Eiga, fue muy tímida al promocionar el filme, presionada por los censores del Ministerio del Interior. La película, de hecho, se llegó a exhibir hasta 1940, cuando la casa Daiichi Eiga ya había cerrado por problemas económicos provocados, de hecho, por los gastos excesivos del siguiente filme de Mizoguchi, la ya mencionada Las Hermanas de Gión.Apunté antes que Elegía de Osaka es clave en la filmografía de Mizouchi. La razón central es que se trata de la primera película de Mizoguchi escrita por Yoshikata Yoda, quien se convertiría, a partir de este filme, en el sufrido guionista de cabecera del difícil y tiránico cineasta por el resto de su vida. Otra razón es que es la primera cinta de Mizoguchi -de las que conocemos, insisto- en la que el director demuestra una madurez visual y narrativa abrumadora, resultado de más de una década de talonear en distintas compañías, realizando más que nada proyectos de encargo a través de los cuales perfeccionó su estilo. Los 30 fue la década en la que Mizoguchi empezó a dominar la puesta en imágenes con la que sería reconocido -su planteamiento visual de que cada escena debía hacerse en una sola toma- y en Elegía de Osaka es posible distinguir, además del estilo ya descrito de "one scene-one shot", una agilidad notable en el manejo de la cámara -hay por ahí una toma de grúa que sigue, desde afuera, la acción que sucede en el interior de un departamento- y algunos encuadres con profundidad de campo extraordinarios -como el que aparece al inicio de esta entrada- que podría decirse que son un homenaje a Orson Welles, pero que no lo son, pues Elegía de Osaka fuer realizada cinco años antes que El Ciudadano Kane (1941). Ayako (la actriz fetiche de Mizoguchi de esta época, Isuzu Yamada) es una joven telefonista que, para salvar a su padre (Seiichi Takegawa) de la cárcel debido a un desfalco de 300 yenes que cometió el viejo en su trabajo y ante la negativa de su pobrediablesco pretendiente Susumu (Kensaku Hara) de prestarle el dinero que necesita, accede a convertirse en la amante de su patético jefe, el señor Asai (Benkei Shiganoya). Sin embargo, cuando la brava mujer de Asai, la muy moderna Sumiko (Yôko Umamura), se da cuenta de todo, rompe el affaire a escandalazo limpio, dejando a Ayako sin manutención, sin trabajo y, por supuesto, sin honor. Luego, cuando el inútil hermano mayor Hiroshi (Shinpachirô Asaka) necesite 200 yenes para pagar la colegiatura de la Universidad y recibirse, Ayako le bajará el dinero respectivo a otro tipo que exigirá que la lana se la regrese en cuerpomático. Cuando Ayako se niegue, el tipejo mandará por la policía y la muchacha terminará en la cárcel, abandonada por su familia y hasta por el antiguo pretendiente que se decía muy enamorada de ella. La toma final del filme, con Asako caminado frente hacia la cámara en un inusual primer plano y convertida ya en una "delincuente incurable", tiene una fuerza dramática enorme. He aquí una mujer, otra más, acorralada, humillada, explotada y luego echada a un lado cuando no se le necesita.La película debió haber resultado una suerte de exorcismo personal para Mizoguchi, pues aunque la historia está basada en un cuento original publicado en un diario de la época, Elegía de Osaka se conecta directamente con varios pasajes de su vida infantil y juvenil: los innumerables problemas económicos que propiciaron que apenas estudiara la educación elemental, un padre fracasado al que el propio Mizoguchi llegó a aborrecer, una hermana mayor (Suzu) que fue dada en adopción (vendida, pues) a una familia que luego la revendió a una casa de geishas, el posterior matrimonio de la hermana quien providencialmente encontró un cliente que aceptó casarse con ella, lo que permitió mantener al propio Mizoguchi en su adolescencia... Es decir, el sufrimiento de la mujer, su sacrificio y su conversión en mercancía de compra/venta, era algo bien conocido para Mizoguchi y buena parte de su cine sirve no solo para dar testimonio de este pecado original de la cultura japonesa sino, acaso, como una forma de expiación personal del propio cineasta quien siempre se sintió en deuda por lo que le pasó a su hermana. Parte de su pago está en sus películas. Y Elegía de Osaka es una de ellas.