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Elementos costumbristas en las "Apuntaciones" moratinianas

Publicado el 10 mayo 2014 por Héctor Castro Ariño @hectorcastroar

Moratín

Leandro Fernández de Moratín.
(Autor: Francisco de Goya).

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), dramaturgo y poeta, fue un hombre reflexivo y gran conocedor de la lengua. Su obra es el máximo exponente del Neoclasicismo literario peninsular. Sus poesías -odas y epístolas (a Carlos IV, Godoy, Suchet), sátiras y composiciones de circunstancias-, que firmó con el pseudónimo de Inarco Celonio, llevan el sello de Horacio, del cual tradujo algunos poemas. Más genuina, aunque corta, es su obra dramática, donde el gusto literario del autor converge con su ideología liberal, sobre todo en el tratamiento que da al matrimonio, del que denuncia los intereses y los convencionalismos de la época. Las comedias moratinianas son de factura neoclásica y, temáticamente, son prerrománticas. También hizo literatura de viaje, estudios críticos... Todo con aguda sátira literaria y costumbrista.

Durante el s. XVIII hay géneros literarios que experimentan retroceso, como los artísticos y creativos: poesía y novela. La poesía se limita a repetir y a perpetuar moldes que no reflejan la realidad moderna. La novela se intenta renovar (primer intento de renovación: Cadalso con Las cartas marruecas), pero es vista como un relato de galanterías refinadas incapaz de acoger las grandes pasiones de la tragedia, sinónimo de mentira y fantasía que podía alterar los hábitos, las costumbres y el orden social. Estos géneros están en retroceso porque aparece el ensayo (desde finales del XVII) que permite una función crítica y didáctica. Debido al pensamiento y la mentalidad de los ilustrados, este género tiene importancia porque permite una escritura clara y sencilla; su máxima expresión es la enciclopedia, porque los ilustrados creen en el valor autónomo y primordial de un saber, cuánto más amplio mejor, que nace de la experiencia. Por eso Moratín, así como otros autores, viaja para tener experiencia y así poseer saber para poderlo divulgar.
En este siglo encontramos textos costumbristas, primeros libros utópicos, literatura de viajes (tiene un gran auge), autobiografías, diarios y epístolas, informes, discursos, artículos periodísticos... Es un siglo el que hay elementos que configurarán la modernidad. La sátira y la ironía tienen gran protagonismo, un ejemplo de esto es la creación del viajero que ridiculiza lo que ve.
Aparece la novela de costumbres, mediante la cual se intenta reflejar los hábitos con el propósito de criticarlos y reformarlos. Las costumbres de las que hablan estas novelas no pertenecen siempre al presente de la sociedad, sino que perpetúan temas, tipos, hábitos... herederos de la literatura anterior y, esto, les impide hacerse portadoras del presente. También aparece la imagen del viajero que ha de observar atentamente la realidad, ejercitar ante ella el pensamiento, desprenderse de los prejuicios y ser objetivo y, por último, ha de enfocar la mirada hacia lo importante y no en torno a lo frívolo y lo irrelevante (en ocasiones lo hace Moratín).
Los autores del último tercio del siglo XVIII quieren intentar cambiar la sociedad y, para eso, la critican mediante utopías (literatura clandestina que critica las premisas ilustradas) y libros de viajes (viaje a país inexistente e ideal para criticar el propio).
Moratín también tiene literatura de viaje, que es la crónica o el seguimiento de un recorrido, en este caso a Inglaterra, para criticar el propio país -España- mediante la comparación más bien irónica.Apuntaciones sueltas de Inglaterra en Revista de Arte Multidisciplinar MISTIUM (pág. 30)
Mistium (6)
Elementos costumbristas en las

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