Elena Casal (23 años) empezó en el mundo del arbitraje hace nueve temporadas, siendo árbitro auxiliar en su primer año, allá por la temporada 2004/2005. 'Empecé de casualidad, nadie en mi familia había sido árbitro ni estaba relacionado con este mundo, pero me llamaba mucho la atención', afirmó.
Después de ese primer año, el gusanillo siguió creciendo, y al ver que sus aptitudes eran buenas, comenzó a arbitrar sus primeros partidos en la Tercera Autonómica. No duró más de una temporada en la categoría porque a la siguiente la federación decidió ascenderla a Segunda Autonómica, donde permanecería dos campañas, dando el salto a Primera en el año 2008.
Cuatro temporadas después, esta joven colegiada será la segunda de Vigo que pite en la Regional Preferente gallega. 'Siempre me gustó el fútbol, pero el arbitraje me llamaba mucho, lo empecé a hacer bien y aquí estoy', aseguró.
Lo ha hecho tan bien que debutará en la quinta categoría del fútbol español. Un fútbol que, como ella misma reconoce, siempre ha sido un mundo de hombres, y sorprende cuando una mujer consigue hacerse hueco en él. Elena, a pesar de eso, cree que cada vez es menos raro ver a una mujer dentro del campo, aunque el trato sigue siendo diferente según sea el sexo del colegiado.
'En el trato siempre hay casos, excepciones. Hay que tener en cuenta que es mundo de hombres, por lo que es muy raro ver a una mujer dentro de él, pero cada vez nos vamos integrando más y eso es lo que debe importar', afirmó.
Junto a ella han ascendido de categoría Rubén Extremadura y Uxío Caamaño, ambos a Tercera División. Estos ascensos se unen al de David Pérez Pallás, que pitará en la Segunda División.
'El ejemplo de David es una motivación para nosotros, algo muy importante y tenemos que fijarnos en él. Ahora tengo que pitar el primer partido, debutar, y luego ir poco a poco avanzando. Salir satisfecha del campo por el trabajo realizado al final es lo que vale, lo que importa', sentenció la colegiada viguesa. ATLÁNTICO DIARIO