La escritora anónima italiana que se esconde tras el seudónimo de Elena Ferrante ha puesto punto final a la trayectoria vital de sus inseparables protagonistas Elena y Lina. Dos amigas a las que a lo largo de cuatro novelas densas, llenas de vida y de sentimientos, hemos visto crecer en Napoles desde la década de 1950, cuando eran niñas, hasta la actualidad.
Con La niña perdida acaba la mágnifica historia iniciada con La amiga estupenda, y continuada en Un mal nombre y Las deudas del cuerpo.
Cuatro novelas que se hace necesario leer en el orden de publicación y que juntas constituyen toda una epopeya. Un fresco vital de la siempre inesperada Italia y sus rincones más oscuros. Un retrato de la sociedad cambiante en el terreno político, pero también en lo social, en especial en el ámbito de las mujeres.
En este última entrega Lina y Elena están ya en su madurez. Y vuelven a convivir en su barrio napolitano.
Las dos harán frente a una maternidad tardía y a una vida laboral de éxitos. La culpa, la ansiedad por los hijos y el temor a las mafias ocultas entrelazan sus vidas. La corrupción, los asesinatos y los escándalos políticos tejen el realista telón de fondo sobre el que Elena Ferrante nos presenta a la Italia de carne y hueso. Y no podemos más que amarla.
Publicado en La Voz de Galicia