Esta bacteria se llama Bacillus cereus y es una bacteria esporulada, lo que la capacita para tolerar durante largos periodos de tiempo condiciones ambientales adversas. A esta capacidad se le suma que tiene diferentes características de crecimiento y supervivencia según el tipo, de esta manera encontramos que pueden resistir temperaturas que varían desde los 4-7oC hasta los 45-55oC. En general, la temperatura óptima de crecimiento está alrededor de los 37oC.
Es un microorganismo aerobio, es decir, que crece en presencia de oxígeno.Las infecciones por esta bacteria son poco habituales, aunque las que se dan están relacionadas con alimentos cocinados que después no se han enfriado o con preparaciones con ingredientes vegetales crudos.B. cereus se aísla con facilidad en el suelo, polvo, cosechas de cereales, en la vegetación, agua dulce, en el pelo de los animales y en los sedimentos. Por ello, no es sorprendente encontrarlo en el interior o superficie de casi todos los productos agrícolas frescos, y gracias a la esporulación es capaz de sobrevivir a través de todas las fases de tratamiento de los alimentos.Los alimentos implicados en la intoxicación por esta bacteria por lo tanto son varios que van desde productos cárnicos, sopas y cremas, hortalizas, salsas, leche y productos lácteos (incluso sometidos a tratamientos UHT), hasta arroz frito o cocido, pasta, productos de pastelería, patatas, especias, etc.La intoxicación tiene lugar tras el consumo de alimentos con la bacteria, en el que las toxinas han crecido en cantidad suficiente para causar enfermedad. El cuadro clínico es similar al producido por C. Botulinum, aunque según la toxina que lo causa podemos encontrar dos formas clínicas de enfermedad gastrointestinal.
FuentesConocimientos adquiridos durante la Diplomatura de Nutrición Humana y Dietética.Eroski consumer.