Eres un treintón/cuarentón en plena pandemia de coronavirus. Mucho tiempo libre, nula interacción social e incontables dolores físicos te hacen sospechar que te contagiaste covid. ¡No desesperes! Aún puedes hacerle frente al implacable paso del tiempo y los giros impredecibles de la vida adulta con un ambicioso proyecto que te ate para siempre a esa infancia nunca abandonada del todo. Si te animas a embarcarte en la aventura de construir tu propio arcade, tenerlo en tu living o habitación y nunca más hablar con nadie (o cobrarle a tus amigos para que jueguen), sigue leyendo…
Como casi todas las personas de bien criadas en los 80 y 90 (mayormente los 90, en mi caso) uno de mis lugares favoritos eran los “fichines” o Sacoa, como llamábamos en Argentina a los locales con máquinas de videojuegos, entre arcades, flippers, pinzas de peluches, expendedoras de cápsulas con sorpresas (que solían ser patéticas) y demás. Al igual que cualquier mortal, mi sueño era tener un arcade en mi casa y jugar todo lo que quisiera, con fichas infinitas. Terminar esos juegos a pura piña y patada que, por una limitación económica típica de los tiempos del 1 a 1, siempre quedaban a medias. Hace poco más de un año, mientras todo se prendía fuego, lo hice realidad.
Aclaración: mi arcade no es una vieja máquina refaccionada, sino una nueva, que en su interior tiene un aparatito muy pequeño del que hablaré después y en el que están almacenados unos 10.000 juegos de distintas plataformas, con emuladores que incluyen consolas de 8 y 16 bits, portátiles y mucho más.
Después de mucho investigar, en octubre de 2020 me decidí a intentarlo. Para eso leí, leí mucho. Sobre todo en el grupo Joystick Arcade Argentina y Bartop Argentina, ambos de Facebook. Si entran ahora sin ninguna información previa y ven los últimos posteos, probablemente sientan que es chino básico y huyan por su vida. Tranquilidad. Existen muchos tutoriales paso a paso y acá intentaré humildemente hacer el mío presentando algunas de las opciones que fui valorando mientras armaba el proyecto.
También recomiendo ver videos de Youtube y leer foros especializados (yo visité muchos de origen español, donde pueden encontrar estas máquinas nombradas como recreativas o marcianitos, por si quieren hacer un googlazo al respecto).
Casi todas las áreas de este mundillo tienen varias opciones posibles, hay que elegir en función del uso que queramos darle, el espacio con que el que contemos y los conocimientos que tengamos. Es clave tener estos objetivos muy claros antes de avanzar. En mi caso el uso iba a ser casual (no competitivo, quiero decir), el espacio tirando a chico y el conocimiento tirando a nulo. De computación no sé nada, de carpintería tampoco pero me animo más. Mis habilidades manuales se limitan a hacer muy bien el engrudo de Art Attack y armarle castillos, dioramas de Jurassic Park y pistas de autos a mi hijo mayor. No es poco, pero para construir un arcade que no iba a ser de papel maché… como que no me servía.
Primer boceto de cómo lo imaginaba.Clásico o moderno
El primer paso es imaginar cómo queremos que se vea. Pueden dibujarlo si se dan maña y si no, simplemente hacer un boceto aproximado o copiar descaradamente la idea de alguien más en internet. Mi idea era armar un mueble bien clásico, minimalista, sin ploteos recargados ni luces led al estilo chofer del 152 un viernes a la noche. Lo más parecido posible a los muebles genéricos de la Costa Atlántica, por decirlo de algún modo. Elegí hacer un bartop en lugar del mueble completo por una cuestión de espacio.
Bartop es básicamente la mitad superior del mueble y se apoya sobre una mesa o cualquier superficie. Esto permite aprovechar el espacio de abajo para cualquier otra cosa por si no tienen lugar suficiente para ubicar un arcade de cuerpo completo (yo lo puse encima de un fichero donde guardo aburridos documentos de la vida adulta, por ejemplo).
El siguiente paso fue decidir cómo resolver la parte interna de la máquina. Acá se abren una gama enorme de posibilidades. Se pueden armar arcades multijuegos con casi cualquier dispositivo: una PC, una notebook, una netbook, una Tablet o incluso un celular. Como tiene requisitos muy bajos (si sólo se quiere emular juegos retro) podemos utilizar tranquilamente una máquina vieja que tengamos tirada por ahí. Técnicamente mi laptop actual es vieja, pero como todavía la uso, decidí no sacrificarla por la causa. Opté por una vieja netbook e incursionar en el mágico mundo de Batocera. Ok, ¿qué?…
Cuando creí que lo había logrado… pero no pasó de esa bella pantalla.Batocera es un sistema operativo de código abierto (aka gratis y modificable) específico para la emulación de videojuegos que se instala en un pendrive y permite, a través de un sencillo truquito de reconfiguración, que se inicie al encender la máquina. Oculta todo rastro de Windows, pero sin borrar Windows (o Linux, o lo que uses).
Hay muchos tutoriales para su configuración paso a paso en Youtube.
Hermoso, fácil, económico… pero no me anduvo.
Aunque formatee y mandé a arreglar mi vieja Banghó, no pude hacerle arrancar Batocera. Como no tengo gran tolerancia a la frustración, abandoné ese barco y me fui por Raspberry Pi, la otra gran opción (pero más cara): una computadorita hermosa de placa reducida, del tamaño de una tarjeta de crédito con entradas USB para conectar a un teclado o joystick, un monitor y un sistema de audio.
Para sistema de emulación usé recalbox. Acá se abre otra serie de opciones cuya elección depende del conocimiento, comodidad de cada uno y lo que quieran emular en sí. Pueden googlear y decidir: Recalbox, RetroPie, Lakka, DOS Box y la lista sigue y sigue.
Para esto tuve que recurrir a terceros (y pagar). Contacté con uno de los muchachos que arma este tipo de máquinas y le encargué un Raspberry ya configurado, listo para jugar. Ocurre que justo cuando estaba por encarar la parte técnica y tras el fracaso de mi incursión batoceril, nació mi segundo hijo. Claro, porque olvidé mencionar que todo este proyecto lo empecé con un embarazo de seis meses… cosa de sumarle una dificultad extra, ¿vio?
Así se ve un Raspberry. Así NO se ve mi mano (jamás me pinto las uñas).En caso de necesitar ayuda con alguna etapa del proceso, los fabricantes de arcades caseros son muchísimos. Yo fui con Planeta Nerd, y de los que sigo en Instagram puedo mencionar RetroBox Arcade, Brothers Garage Retro, Miniretro Arcade, Arcade Customs Arg, Juma Máquinas Multijuego, Arcade Factory… en fin hay un montón. No conozco a ninguna personalmente pero pueden pedir presupuestos si necesitan un ayudín para encauzar su maquinola, ya sea interna como externamente. O bien pueden desembolsar y encargar una completita, hecha desde cero, que llegará a su casa ya lista para jugar y sin meterse en este baile. Elecciones, elecciones.
Encerar y pulir
Pero ya hice un salto temporal y me comí buena parte del viaje. En realidad, lo primero que hice fue comprar las maderas del mueble. Hay dos posibilidades: bajar planos de internet y mandarla a cortar por un carpintero… o comprar la madera ya preparada en algún negocio especializado como www.miarcade.com.ar. Yo hice esto último y opté por el modelo BT55.
La tercera opción sería, en caso de tener las herramientas y destreza adecuadas, comprar los tablones y ponerse a cortar. En mi caso, el material del mueble es madera MDF. La compré, como dije, ya lista y con un sistema de ensamblado bastante sencillo, que sólo requiere un destornillador. Voila (que sería vualá).
Respecto a lo estético, como decía opté por un diseño muy simple, de pocos colores. Negro y rojo fue mi elección, así que compré vinilo autoadhesivo por metro de esos dos colores en una librería barrial. Para aprender a colocarlo sin las temidas burbujas básicamente miré varios videos en Youtube. Terminé usando una tarjeta Sube en lugar de espátula. La vanguardia es así.
Ploteo listo y máquina funcionandoOtros jugadores prefieren pintar y para eso recomiendo ver procesos de técnicas de pintura en madera MDF (o la que vayan a utilizar). A mí me sirvió para terminar decidiéndome por el vinilo, y debo decir que no me arrepiento para nada. El vinilo queda muy bien, se tarda apenas unos minutos en colocar y si solés manejarte con prolijidad y cuidado no es de difícil aplicación.
Un tip que al menos yo recomiendo es SIEMPRE plotear las maderas antes de ensamblar el mueble. Y MUY IMPORTANTE, en el caso de usar vinilo, no cortarlo al ras de los bordes de la madera, sino dejar unos milímetros de vinilo de sobra y pegarlo en el canto. Luego se le coloca el tapacanto y queda excelente. De otro modo, el vinilo va a empezar a despegarse con el tiempo.
Un detalle que vale la pena mencionar es que para el tablero utilicé un vinilo símil fibra de carbono, que es más grueso, texturado y durable que el normal, más resistente al roce y con un acabado que queda muy bien. Es el que se utiliza para plotear autos, según aparece en las publicaciones de Mercado Libre. También es mucho más caro (y me resultó bastante más fácil de colocar al ser gruesito, todo hay que decirlo).
Controlfreak
Ya que estamos con el tablero, hablemos de los controles. Hace muchos años, cuando quise hacer este mismo proyecto, se solían destripar joysticks de Playstation 2, meter cablecitos, soldar. Bueno, no es mi área así que preferí no meterme ahí. Hace tiempo abandoné el proyecto un poco por este asunto, pero ahora hay opciones infinitamente más sencillas. Opté por la salida fácil y tentadora de la que ahora disponemos nosotros los ignorantes: comprar en internet un kit de arcade con palancas, botones, cables y placas zero delay.
Armando el joystick. Arriba a la izquierda, unos fantasmitas de Pacman que hice con cápsulas de Kinder. Por qué? No hay por qué.Hay una amplia gama de marcas, calidades y precios, pero todos estos kits coinciden en que son muy fáciles de armar, muy intuitivos. Luego es cuestión de conectar todo y empezar a usar como un joystick común y corriente. Sencillícimo. En palancas y botones, la marca más recomendada es Sanwa y luego hay muchas copias chinas económicas y claramente inferiores. Todo depende del uso que se le dé, yo elegí una opción bastante berreta, que tendré que reemplazar en un tiempo (no me quise arriesgar a gastar mucho dinero por si el proyecto naufragaba).
Sale cambio de pantalla por problema de compatibilidadEl siguiente paso es resolver lo referido a la pantalla. Básicamente se puede usar cualquier monitor de PC o una TV de tubo si quieren ir a fondo con la retrocontinuidad. Si la idea es esto último, obviamente hay que armar un mueble acorde a las dimensiones de una tele “culona”. Yo opté por la herejía de un monitor de PC y compré un ViewSonic usado, de pantalla cuadrada, 17 pulgadas. ERROR. Me funcionó un día y luego inexplicablemente dejó de andar.
Aún no sé si fue un problema de compatibilidad, del conversor HDMI-VGA o que simplemente el monitor se arruinó, pero me dejó a pata. Lo cambié por el Samsung que tenía en mi computadora. En general hay marcas más compatibles que otras y la ViewSonic al parecer no era de lo más versátil. Aquí el tema es que mi Samsung que sí funcionaba es widescreen y yo quería que fuera cuadrado, más parecido a las dimensiones de las teles de la época. Pero bueno, no se puede todo en esta vida.
Los toques finales
Algo que suma mucho al “efecto vintage” (y para mí es obligatorio pero tampoco me voy a poner en talibán si acabo de meterle un monitor moderno al asunto) es colocar un cristal delante del monitor. Yo elegí hacerlo de policarbonato compacto, comprando un corte a medida. Seguramente el vidrio sea mejor, pero es obviamente más frágil, yo no sé manipularlo y además hay dos niños en casa.
Como verán la terminación del bezel/marco de la pantalla deja mucho que desearSea cual sea la elección de materiales, lo que sigue es armar un “marco” (bezel) negro o con algún dibujo que coincida con las dimensiones de la pantalla para que quede más prolijo. Yo tuve que hacerlo dos veces por mi experiencia fallida con el primer monitor. Para el marco utilicé vinilo autoadhesivo negro porque ante todo la crotada de reciclar sobrantes del vinilo anterior. El resultado no fue muy bueno, así que calculo que lo cambiaré algún día. Otros eligen pintar el vidrio/policarbonato, ya sea con acrílico o con aerosol.
La parte final a la que debo referirme es la marquesina. O sea, el rectángulo ubicado arriba de la pantalla y donde, además de los parlantes y, a veces, una luz, hay una imagen característica que corona nuestro arcade. No dudé en usar una de las obras clásicas de Ana María Malagamba, el mítico diseño del centauro y las palabras Video Games en esa tipografía mágica ochentosa. La mandé a imprimir a In Situ, quedó impecable, y la monté sobre un rectángulo de policarbonato. Hubiese querido animarme a ponerle luz de fondo, pero será en la versión 2.0 del arcade. Ahora simplemente quería terminarlo. Adentro fueron los parlantes, que en mi caso son simplemente unos de PC marca Genius que ya usaba en mi computadora y me parecen una gran combinación calidad-precio, además de ser el tamaño justo para entrar acostaditos en el habitáculo del arcade.
Hijo mayor jugando por primera vez el Cadillacs y DinosauriosEl último detalle y que termina de hacer que la máquina se vea como siempre soñé es algo muy pequeño, muy barato y de muy sencilla colocación pero que hace la diferencia: los tapacantos de goma en las maderas laterales. En mi caso, los compré junto con el resto de las maderas, pero si llegan a este punto y olvidaron tan crucial aspecto, pueden conseguirlo ahí mismo en Mi Arcade.com.ar
Puesta a punto.Y entonces sí, la magia ocurre.
Que la Fuerza te acompañe!
=Malena=