
Odiado por muchas y amado por otras. El peluquero(a) al que entregamos nuestro cabello debe, sí o sí, cumplir con ciertos requisitos.
- Contar con nuestra confianza
- Tener química con nosotras
- Saber qué está haciendo
- Y por sobretodo, debe tener la sabiduría (y la labia en algunos casos) para aconsejarnos qué es lo mejor para nuestro cabello y rostro.

Una vez que elegimos al "indicado" y nos sentamos en el sillón del peluquero(a) tendremos que evaluar si logra ascender al nivel 2, es decir, si logra entender lo que queremos, nos da la atención que necesitamos y, además de esto, nos hace sentir especiales. Si cumple con todo esto es un excelente ¡candidato a marido! (broma) ¡¡Jajaja!! Es un excelente candidato a ascender y, por tanto, a convertirse en nuestro estilista de cabecera. Y todas sabemos que cuando encontramos al indicado no lo soltamos más. Lo esperamos el tiempo que sea necesario, lo seguimos a donde sea y como sea con tal que nos deje bellas. ¡Eso es tener química!
El peluquero(a) debe transmitirnos, como dije anteriormente, confianza. El primer paso debemos darlo nosotras al sentarnos en el sillón para ser atendidas. El segundo lo debe hacer el profesional demostrándonos que sabe lo que hace, manejando: vocabulario, herramientas, técnicas y tendencias en estilo.

Si el profesional ha superado todas estas etapas podemos estar tranquilas que estamos en buenas manos. Ahora, un defecto de la mayoría de las mujeres es encapricharnos con algo. En el tema del cabello, existen modas y tendencias que, al igual que la ropa, no todo el mundo puede usar.El cabello es el marco de la cara, por lo tanto, depende de la forma de nuestro rostro cómo debemos peinarnos. Por eso, el profesional debe aconsejarnos sabiamente qué es lo que nos quedaría bien. No imponerlo, porque cada una es dueña de llevar lo que quiera, pero sí advertir y orientar qué sería lo más conveniente en cuanto a forma, color, cuidado y mantención del peinado.

Yo soy estilista, pero ahora me toca ser cliente ya que dejé de trabajar para dedicarme a ser dueña de casa. Por lo mismo, he vivido las dos caras de la moneda y, quizás, por el hecho de tener conocimientos sobre el tema, es aun más difícil entregar mi cabello a manos ajenas. Si ustedes tienen la suerte de contar con alguien que cumple estos requisitos para cuidar de su cabello ¡No lo dejen escapar! Es un placer poder sentarte en la peluquería, cerrar los ojos y entregarte sabiendo que estás en buenas manos... Así que ¡¡¡a disfrutar de un merecido mimo señoritas!!! Que la belleza (y sus procesos) ¡¡se disfrutan!!
