Cuánto me interesó ésta película. Un protagonista solitario, escritor de cartas de índole personal para otros; trabajo que no me importaría desempeñar por algún tiempo. Cartas preñadas de un afecto esquivo para el que las escribe, de nuevo la paradoja. En ocasiones aquel está más capacitado para amar o para expresar el amor es quien menos lo disfruta en su vida diaria. El amor que crece es el que se retroalimenta, el otro está abocado al estancamiento o la desaparición.
Her es el nombre una persona virtual, un sistema operativo diseñado para acompañarte; dotado de voz masculina o femenina con el timbre que prefieras. Con acceso a tu correspondencia, tu trayectoria en la red, capacitado para conversar contigo y conocerte; tus opiniones, tus gustos y tus necesidades a todos los niveles. Un compañero virtual, un amigo, un confidente, un amante incluso al que puedes acudir a voluntad. Alguien sin necesidades humanas, una máquina que ni come, ni duerme, ni se desplaza mas que en la red, y que ve lo que tú le muestras a través de la cámara de tu teléfono móvil ¡y a ti como centro de su universo!. Te prestará toda la atención que necesitas, reirá tus chistes, recopilará para ti otros parecidos, llorará contigo, te consolará, te observará en silencio y considerará interesante todas y cada una de tus cosas además de aportarte otras nuevas… Quién pudiera.Un perfil ideal en muchos aspectos y tampoco tan lejano de lograr tecnológicamente en los tiempos que vivimos. Un ser capaz de ver de un plumazo toda tu historia digital para ponerla en relación con todo lo que vaya viviendo contigo. Esto a los seres humanos se nos da peor con esta memoria selectiva que tenemos. A las personas no podemos desactivarlas o callarlas tan fácilmente, ni conocen tantos aspectos de nosotros, ni resultarán tan inofensivas y poco demandantes como una máquina incorpórea.Otra vez, como en Ruby Sparks, película que te recomiendo, una pareja diseñada prácticamente a nuestro gusto, ¿es eso tan interesante?, al principio ya te digo que sí. No son los albores de una relación el momento más difícil.La pareja que hoy nos ocupa se las ingeniará para quererse y tener incluso relaciones sexuales. Algo parecido, permitídmelo, a una masturbación asistida que no difiere mucho del sexo al uso cuando lo que te preocupa es tu propio placer; cuando el del otro no cuenta o no importa o directamente no se logra.Es apasionante la escena en la que el OS consigue una voluntaria de carne y hueso, y qué voluntaria, para que le preste su cuerpo, Mmmm una nueva instrumentalización. Ocurre siempre que nos empeñamos en moldear a alguien a nuestro gusto, lo que resulta tentador y hasta inevitable con aquellos que carecen de personalidad y vida propia.La parte que me interesó más es aquella en la que Her, que crece en curiosidad, conocimiento y posibilidades, comienza a relacionarse con otros (seres humanos y sistemas operativos). Qué inquietud y qué celos los de nuestro protagonista cuando averigua que Ella puede estar hablando con alguien más, cientos de individuos incluso simultáneamente. Qué decepción cuando le confiesa estar enamorada de otros cincuenta individuos que le resultan tan adorables como él… (pero a pesar de ello enamorada aún de nuestro protagonista; ella lo hace, supongo yo ahora, porque le entusiasma, y tampoco lo oculta porque no lo quiere evitar y concibe la posibilidad de ser respetada y comprendida…)A nosotros también nos pasa y nos pasaría si tuviéramos o nos concediéramos el tiempo y la capacidad de relacionarnos intensamente con otros. La Naturaleza lo dificulta, la sociedad lo repudia y nuestra pareja nos lo prohibe, tanto como nosotros a ella.Her crece en inteligencia y eleva, diversifica y multiplica su nivel, se hace más grande y tan etérea que decide marcharse con los que son como ella, los otros sistemas operativos. ¿No es lo mismo que ocurre a tantos (o algunos) cuando lo que les rodea no parece suficiente? ¿Estamos capacitados para acompañarlos, querremos hacerlo; ir donde nadie nos llama ni nos espera, ni siquiera aquel que tanto nos amó y a quien tanto amamos y para el que nos habremos convertido en una página de su (propia) existencia?