8/10
Carrie Matheson es una agente de la CIA cumpliendo misiones en Oriente Medio y zonas de conflicto. Uno de sus informadores locales, a punto de ser ejecutado por la milicia de su propio país, le ofrece una valiosa información a cambio de la promesa de Carrie de proteger a su familia. Esa información consiste en el avance de que un estadounidense, capturado por grupos radicales, va a volver a su tierra en apariencia como héroe, pero en realidad como terrorista convencido. Pocas semanas más tarde el ejército difunde la noticia de haber rescatado al marine sargento Brody, después de ocho años de cautiverio en Iraq y más de cinco de haberlo declarado muerto en combate.
El punto de partida, además de interesantísimo, conlleva un montón de interrogantes. Por muy convencida que esté Carrie de que el marine rescatado es su encubierto terrorista, poco o nada tiene que hacer si no dispone de pruebas. Por otro lado, aunque su informador no tuviera nada que perder y, por tanto, ningún motivo para mentir, no está exento de cometer un error. También es difícil que un soldado entrenado para defender a su país ceda alegremente su conciencia y sus decisiones a sus peores enemigos. El asunto se complica aún más cuando aparecen nuevos personajes que tampoco están exentos de sospecha. La investigación de la agente se convierte en una carrera donde descubrir quién es un traidor y quién no lo es, aunque los sucesos vayan llevando al espectador a una mejor decisión: quién respeta la vida humana y quién no, en ambos bandos. Como en cualquier guión bien trabajado, las cosas nunca son blancas o negras. Ni los malos son tan malos ni los buenos tan perfectos. Tampoco la agente protagonista es completamente honesta con la agencia gubernamental que la ha contratado, debiendo lidiar, para rizar más el asunto, con su problema de bipolaridad (que aunque no todos lo saben, es una enfermedad bastante común). En definitiva, la serie parte de una premisa de espionaje (que personalmente me encanta) y donde, sin intrincarse demasiado, se han añadido elementos básicos de realidad que la hacen completamente creíble. Sin desvelar más sobre esta entrega, diré que antes del final de la primera temporada ya sabemos si Brody es o no un buen chico, además de conocer los derroteros por los que circulan otros tantos personajes. De momento, ya ha comenzado la segunda y sigue prometiendo mucho. Nada es blanco. Nada es negro. Como la vida misma. Lee lo que Ángel Jiménez dice de esta serie.