En una reciente entrevista realizada por PopWrap del New York Post a la actriz Anna Torv, quien interpreta a la agente Olivia Dunham en Fringe, ésta ha dicho que para preparar el personaje de la Olivia del otro universo, partió del aspecto físico. Fue un trabajo de “fuera a dentro”, empezando por darle otro color al pelo y, con la ayuda del departamento de vestuario, dándole un look distinto
Dice también que a menudo se reprende a sí misma por olvidar matices y que está aprendiendo sobre la marcha pues tiene poco tiempo para planear cada episodio. Pero sigue sus instintos y sigue luchando con ello.
Pues bien, la construcción de su interpretación pudo haber empezado por allí, pero todos hemos sido testigos de lo lejos que la ha llevado Anna Torv. Esos matices de los que habla pasan por una simple mirada. Y no me refiero al “gesto” de mirar (hacer caras precisas, sonreír o ciertas expresiones) me refiero a cierta “forma” de mirar. Hay algo distinto en los ojos de ambas Olivias. Por eso pudimos diferenciarlas aún cuando la que debía ser rubia era pelirroja y viceversa. Por eso cuando una ríe, no sólo es que una se ríe más que la otra, es que se ríe distinto.
¿Cuál es la diferencia? Que la Olivia de nuestro mundo es una mujer que tiene todos los sentimientos y las emociones donde más importa tenerlos: por dentro. Ya en la primera temporada le había advertido a Broyles, su jefe, que ella es muy emocional y que utiliza esas emociones en su trabajo, porque le permite conectar con las víctimas y ver lo que ellas han visto. Pero eso no quiere decir que no las esté tratando de contener y controlar todo el tiempo, lo que de alguna manera le ayuda a mantener el equilibrio. No olvidemos también que si algo ha tenido el personaje de Olivia desde que la conocemos es su condición de “objeto” de variados experimentos que la ponen en el centro de la acción la mayoría de las veces.
Todo esto da para un personaje complejo, que siente mucho y expresa poco, del tipo reprimido, silencioso y misterioso que siempre han representado los hombres. Sobre esto también se ha pronunciado Torv en otra entrevista para la revista SFX, diciendo que por qué no podía ser una mujer quien hiciera el trabajo y no tuviera mucha vida en casa, que siempre ha disfrutado de ello y que lo encuentra liberador. No olvidemos, además, que el personaje de Olivia Dunham siempre ha vestido con gabanes negros y largos, botas masculinas supremamente cómodas y sin embargo la actriz ha encontrado la forma de seguirla haciendo ver mujer y frágil, a la vez de intensa y capaz de patear muchos traseros. Alguien a quien sólo podemos descifrar si le miramos bien a los ojos.
Pues bien, un día llegó una chica que se veía exactamente igual a ella… pero no tenía su mirada.
Las chaquetas le entallaban bien y su sonrisa estaba a la orden del día. Ésta lleva todos los sentimientos y las emociones a flor de piel, pero ¿las lleva también por dentro? Y he aquí el reto más importante para Anna Torv: no sólo debía interpretar dos personajes distintos aunque lucieran igual, sino que tenía que hacer que una fingiera ser la otra. Siempre anotaré que “actuar que se actúa” debe ser el punto máximo para un intérprete y este ha sido el caso. La cosa se complica aún más cuando del otro lado tenemos a nuestra Olivia de pelirroja y tarde o temprano también tuvo que hacer que fingiera ser la de ellos.
También agradezco las dramáticas escenas del último episodio emitido, cuando todo se descubre y ella tiene que enfrentar la verdad de lo que ha pasado: alguien ha usurpado su vida, su casa, su trabajo, su cama y su amor. No la habíamos visto de esta forma y yo la quiero ver en el cine pero a la de ya.
Ella es, ella es... Anna Torv. Y tiene todos mis respetos.¿Y tú qué piensas? Déjame un comentario en el blog.