Cuando los veo y escucho, o cuando leo
lo que escribieron, me asustan. Por su viejo tradicionalismo y utópica religiosidad
carlista, por su fe en el paraíso que vendrá tras el día 1, y resolverá todos
los problemas de los catalanes; de los catalanes que quieren ser catalanes, no
de los otros, por supuesto.
Me dan miedo cuando hacen valer como
argumento, que ellos los indepes, son buenas personas, presupone que los demás
no, cuando elevan su actividad política a cuestión moral, presuponen que la del
resto sea inmoral. Ellos creen que Dios los ha ungido de un aceite especial de
legitimidad y moralidad para mostrar al mundo las maravillas de la raza
catalana, como los cristianos en las cruzadas, ahora contra los catalanes
infieles, la mitad de la población y contra los españoles.
Asustado desde hace tiempo, cuando
preparaban la ruptura con el Estado y ahora recientemente cuando dieron el pitido
de salida al Golpe en el Parlament con la aprobación de Ley para la autodeterminación o de referéndum y la Ley de desconexión o transitoriedad. Sorprendido
porque si lo que hicieron allí fuera realizado en el Parlamento español, los
gritos de muchos que ahora callan, se oirían en todo el planeta.
¿En serio creen ustedes
que algún país del mundo aceptaría una secesión, sin hacer nada? Claro que en
la defensa hay errores y excesos, pero ¿de verdad creen que un Estado no debe
defenderse ante una excepción como un golpe, una autodeterminación?
El Estado, después de muchos años
dormido, comienza a responder y es imprevisible la cadena de acción/reacción
que generará, ya que los indepes estaban acostumbrados hasta ahora a hacer lo
que les venía en gana en toda Cataluña sin importarlos la otra mitad de
catalanes. Todo era pacífico porque nadie se oponía a su violencia soterrada,
pero esa mitad de catalanes o más, parecen despertar y no aceptan les expropien
sus derechos. Así cada día veo subir la tensión en las calles y en las
instituciones, en la prensa y tertulias, en las familias y en los partidos
políticos. Las declaraciones de representantes de partidos son inquietantes, por
lo exageradas, por lo desconectadas de la realidad, parecen querer convencerme
de que estoy viviendo en el franquismo. ¡Que locura! algo que probablemente
ellos no vivieron, u olvidaron.
Quizás pretendan
desgastar al gobierno esperando réditos futuros, pero ¿Y si no hubiera el
futuro que esperan sin resolver la situación actual? Las ideas de los indepes
están justificando la Operación Galaxia, el Golpe de Estado de Franco… Algunos
creen que la URSS permitía el derecho de secesión, sin ver sus tanques para
impedirlo en Hungría, Checoslovaquía, o sus Gulags. ¿Quieren decir que en una
nueva Constitución incluirían el derecho de autodeterminación? Y ¿por qué no lo
han hecho ya en el borrador de constitución catalana?
Tengo miedo porque a demasiada gente
le importa un comino la ruptura de leyes y normas promoviendo un golpe a favor
de la autodeterminación, una situación que no reconoce ninguna constitución del
mundo, ni avala ninguna ley internacional, y da miedo cuando ello se iguala con
la defensa del Estado contra un golpe.
Es un Golpe de Estado concreto, lo realizan élites
nacionalistas que detentan el poder en Catalunya desde hace tiempo, apoyadas en
movilizaciones populares –de los buenos catalanes dicen- y ruptura de leyes que
enfrentan al Estado para expulsarlo de su territorio. El objetivo que dicen
perseguir los golpistas es quedarse la totalidad del territorio y todos los
derechos del poder político, expulsando al Estado español y a la UE y privando de sus derechos a la mitad de los catalanes.
La prevención aumentó cuando fueron
capaces de apropiarse el grito de ¡no
tengo miedo! consigna general y popular que se enfrentaba al terrorismo y
que lo hacen suyo utilizándolo en su campaña secesionista, aquello olió muy
mal, indicaba la entrada en otra fase de enfrentamiento.
El
todo vale para lograr mis fines, asusta, porque
todo está permitido cuando lo hago yo, pero no cuando lo haces tú, para Tejero
NO, para la Operación Galaxia NO, para Franco… para los independentistas… La
independencia obtenida como fuera se convirtió en el objetivo y todo estaba
permitido para lograrlo, el fin justifica
los medios, se hizo la verdad suprema, y eso siempre termina mal, con
enfrentamientos en las calles. Alguien imagina elecciones españolas, sin
censos, interventores de todos los partidos en todas las mesas electorales, sin
propaganda de todos los partidos… pues la carencia se está defendiendo como
valor democrático.
Estremece ver por las calles la
defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos coloniales, para un
territorio rico y autónomo inserto en una democracia europea en el siglo XXI,
Cataluña, cuya pretensión económica del independentismo es una forma de neoliberalismo, los ricos no quieren pagar impuestos y si
los pagan que sean para sí mismos.
Asusta ver los apoyos que obtienen
los nacionalistas entre muchos izquierdistas. Una ideología racista
católica-catalanista, de tinte supremacista, que dice y escribe profusamente que
la raza catalana es superior a cualquier otra española y actúa en consecuencia
desde hace muchos años, reprimiendo a todo catalán que no se sienta
independentista, expulsando socialmente, despidiendo de los medios de
comunicación y de las instituciones catalanas, manipulando oposiciones en la
enseñanza y mass medias, cobrando sobornos nacionalistas en la actividad
económica, que repercuten sobre la totalidad del pueblo, señalando y amenazando
a los no secesionistas, etc. etc.
Tengo miedo, porque parecen defender
la democracia saltándose leyes y normas comunes, con buenos modales dicen, cuando nadie les lleva la contraria. Ellos
dicen querer votar, pero no aceptan los resultados de las urnas, las votaciones
celebradas anteriormente se manifiestan en leyes como el Estatut, o creación
del Parlament, el cual se dota de normas y reglas pisoteadas. Las leyes también
son políticas, de medio plazo, mediante el derecho a decidir ejercido, representan
la elección realizada por las fuerzas políticas en cada momento de las reglas
de juego.
Los resultados de las últimas
votaciones celebradas en 2015 no indicaron que el pueblo catalán quisiera
independizarse, por ello asusta que muchos individuos se empeñen en defender a la
parte que levanta muros y no defiendan a los ciudadanos que sufren por creer
que todos debemos ser iguales en derechos y obligaciones.
La declaración de independencia es apoyada por los
diputados representantes de 1.628.714 de votantes a JuntxSí, mas los
representantes de 337.794 votantes de la CUP, en total sumarían 1.966.508 votos
de ciudadanos sobre un censo electoral de 5.510.853 de catalanes con derecho a
votar. Los votos de las últimas elecciones que arroparían la declaración de
independencia representan un 35.68% del cuerpo electoral catalán, lo cual es
profundamente antidemocrático.