En el mundo de las organizaciones sanitarias hay de todo,y de hecho casi podríamos tener un catálogo completo de la naturaleza humana dentro de un centro de salud o de un hospital.
Si ya nos metemos en el subgrupo de los que mandan (jefes, jefecillos o líderes), hay personas muy valiosas, pero también hay algunas que tienen claro que su bienestar va por delante del bienestar de su organización. Un ejemplo de estos últimos son los resabiados.
Según la RAE, el resabiado es aquel que, por su experiencia vital, ha perdido su ingenuidad volviéndose agresivo o desconfiado. Podríamos argumentar que se trata de un mecanismo de defensa, o de una actitud ante los engaños constantes por parte de la propia organización, y quizás acertaríamos. Pero nos da miedo esa pérdida de ingenuidad porque al final lo que implica es que surge la resistencia al cambio (la del tipo "esto ya lo propuse yo"). ¿Es necesario mantener ese punto de ingenuidad en nuestro día a día? ¿O siendo así somos blanco fácil para los que quieren más poder? Al final, el tiempo coloca a cada uno en su sitio, pero a veces tarda tanto en hacerlo...Bendita ingenuidad... ¿Mejor el matiz de lo ingenuo que el de la maldad y el matonismo organizativo? La rebeldía o las ganas de cambiar el mundo necesitan ese matiz que ayuda a perder el miedo. La desconfianza y la agresividad desmedidas no conducen a nada.