Revista Educación

Elogio de la pereza

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Elogio de la pereza

El pasado lunes superé mi primer día de vuelta al tajo tras las vacaciones. Por ahora estoy bien, no hay rastro de depresión postvacacional. El día fue más o menos tranquilo (al menos todo lo tranquilo que puede resultar trabajar en un centro de Correos, entre miles de paquetes y correspondencia) y aunque mi trabajo cansa, aún tengo fuerzas para continuar la semana. Reconozco que, aunque no tengo grandes problemas en mi curro (si dejamos a un lado la cuestión no menor de la injusta e insuficiente relación entre carga de trabajo / coste de la vida / salario), me llevo bien con compañeros y jefes y es un trabajo fijo, sueño con el día en que abolamos de una vez el trabajo asalariado. Porque pocas cosas deseo más que ocupar mi tiempo en estar con la gente que me importa, en disfrutar de la vida, hacer cosas que me hacen realmente feliz e incluso (no es excluyente) rascarme mis partes tirado en un sofá, si el cuerpo me lo pide.

Hay personas que realmente disfrutan su vida laboral, otras personas que la usan como evasión de una vida personal insatisfactoria, otras que tienen un problema de adicción al trabajo, o al dinero. Yo soy un hombre de gustos sencillos: me gusta disfrutar de mi tiempo junto a la gente a la que quiero y también en soledad, si es necesario o inevitable. Pero mientras llega el día en que nadie tenga que vender su cuerpo y su tiempo a cambio de un mísero salario, me conformo con desear que se apruebe la jornada de 4 días a la semana y, aún mejor, una renta básica universal que permita que la gente pueda trabajar menos y vivir mejor. Al fin y al cabo, a lo que dicen los reaccionarios de "la gente es una vaga que quiere trabajar menos y cobrar más", yo respondo: ¿qué clase de idiota no lo querría?

Imagen de portada: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Diego_Santome_-_Derecho_a_la_pereza.jpg


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