Elogio de la rebeldía

Lo confieso: tengo debilidad por las mujeres rebeldes. Aquellas que, como Rizzo, se salen del camino marcado; las que sacuden sus cadenas -y sus caderas- desde la rabia o la ironía. La canción de Rizzo en Grease no es tan conocida como la de Danny y Sandy, You're the one that I want (y a continuación aquellos uhhh uh uuuuh de inspiración tirolesa con los que se declaran amor eterno)  quizás porque defiende una forma de ser alternativa, opuesta al sistema patriarcal aún vigente.
Desde la perspectiva de Rizzo, flirtear con todos, no darse a ninguno, casarse con "Don Perfecto" y vivir instalada en la hipocresía (esto es, lo que se espera de ella) es precisamente lo incorrecto. De ahí que opte por un camino más difícil pero que ella siente como auténtico y acorde a su propia naturaleza.
Cada vez menos mujeres se sienten cómodas en el mainstream, un modelo anquilosado y caduco, aunque aún fuerte en según qué círculos y en según qué países.  Sin embargo,  en nuestros días asistimos al resquebrajamiento de los cimientos de creencias antaño inamovibles, y al afianzamiento de otras formas de estar en el  mundo que  hasta no hace mucho eran consideradas minoritarias. El escaso interés que despertó la última visita del máximo representante de la iglesia cristiana en Barcelona es una buena muestra de ello.; uno más entre los síntomas que, en definitiva, anuncian la caída de viejos modelos y la entronización de otros nuevos. La actitud y el hacer de las mujeres serán decisivos en este cambio de paradigma. 
Más allá del celuloide, pero con el mismo glamur que adorna a las rutilantes estrellas del cine, otras mujeres rebeldes han rechazado la norma, desafiado al sistema y alcanzado el éxito social, político, artístico y económico. Aunque algunas pagaron su osadía con la incomprensión, la soledad y el abandono, cuando no con la muerte  (pienso en Hipatia, por ejemplo), pudieron inscribir sus nombres en la historia y mostraron a las generaciones futuras que es posible dejar huella, provocar cambios, mover lo inamovible, alcanzar lo inalcanzable. 
No hablo tan sólo de mujeres movidas únicamente por la ambición, sino de personas con talento que supieron encontrar el modo de realizarse y de destacar en una área concreta de la vida, a pesar de las dificultades de su entorno, fuertemente machista.  Y que lo hicieron no sólo mediante su cuerpo, sino también por su inteligencia y su enorme capacidad para el trabajo. Algunas fueron científicas, otras escritoras, aviadoras (como  Elisabeth Sauvy) o aventureras como Marga D'Andurain . Algunas han llegado a fascinar al gran público, que las considera divas. Cristina Morató nos ofrece en su último libro, titulado Divas rebeldes, algunos ejemplos de nuestra historia reciente, como Coco Chanel, Eva Perón o Audrey Hepburn. Aunque ninguna de ellas tuvo un carácter fácil,  supieron conjugar la energía necesaria para trabajar sin descanso y la determinación necesaria para conseguir sus objetivos, con la capacidad de darse y de amar con intensidad. 
Aunque carente del glamur, el talento y la fama de mujeres como éstas, la chica que canta There are worse things I could do en Grease también pertenece a la raza de las que no se doblegan. Brindo por ella y por todas las mujeres que, cada día, toman las riendas de su vida y se ríen en las barbas del qué dirán.