♦Premio Biblioteca Breve 2024♦
«El jurado del Premio Biblioteca Breve 2024 reconoce de forma unánime en su edición número 66 la novela Elogio de las manos, de Jesús Carrasco, por su luminosa celebración de una vida sencilla en estos tiempos de aceleración y falta de sentido, por su originalidad en tanto que parábola sobre la importancia del trabajo manual como origen último del arte, y por la riqueza de una prosa tan precisa como llena de emoción que, estamos seguros, hará las delicias de una gran variedad de lectores.»
En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y celebración.
Allí recibieron a vecinos y amigos; con ellos compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos perros y algún ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos a ella aun sabiendo que termina.
Elogio de las manos es una novela tan extraordinaria como la peripecia vital de sus protagonistas, una historia en la que cabe la aventura, la reflexión y el recuerdo. Con el talento literario y expresivo que le caracterizan, Jesús Carrasco logra que la vida se cuele entre sus páginas, demostrando que la profundidad no está reñida con la ligereza y que ambas pueden iluminar un libro inolvidable.
La historia de la literatura está llena de homenajes y elogios a asuntos de lo más variado. ¿Cómo nace la idea de dedicarle un libro entero a las manos? ¿Por qué las manos son tan importantes?
A las manos podría dedicarle una docena de libros porque es un tema con muchas implicaciones y derivadas. Son la parte del cuerpo que nos permite operar sobre el mundo. Sin manos no habría escritura, ni bisontes en Altamira, ni artesanía, ni fuerza de trabajo, ni proletariado, ni capitalismo, ni revolución industrial ni descubrimiento de América. Para mí son importantes porque soy consciente de esa presencia en la historia y, más personalmente, porque fueron una parte central de mi formación como ser humano. Mi padre y mi madre eran, entre otras cosas, trabajadores manuales. Así que la idea no sé si surge en un momento o estaba tan dentro de mí que de una u otra forma tenía que salir en forma de libro.
¿Y cómo surge el título?
El título, en este caso, estaba antes siquiera de empezar a escribir. Mi percepción de la importancia de las manos y mi experiencia con ellas me obligaba a una alabanza. Por suerte, lo digo en el libro, yo no he tenido que ser esclavo de mis manos. No he tenido que verme obligado a trabajar con ellas para subsistir como los niños que por miles tuvieron que trabajar en las fábricas de la revolución industrial o los que, a día de hoy, siguen trabajando en minas, talleres y aceras de muchos países del mundo. Mi experiencia con las manos es feliz, recreativa y emancipadora.
Pero este es mucho más que un libro sobre las manos. Según el narrador, hay en estas páginas, entre otras cosas, «un elogio del juego, del recreo, de los aprendizajes sutiles, del placer, del verano, del aire libre, de la naturaleza, de la humanidad, del amor por mi familia y nuestros amigos». Se podría decir que es una celebración de la vida.
También hay un elogio del error, además de todas esas vivencias que comentas. Elogiar implica mirar a lo elogiado con amor. Y amar es, en mi experiencia, la emoción que mejor se identifica con la vida humana. El libro es una celebración de la vida en tanto que la vida es para mí, sobre todo, una suma de esas pequeñas experiencias cotidianas. Las cuatro o cinco cosas con las que resumiremos nuestro paso por el mundo serán íntimas y quizá inexplicables para los demás, como Rosebund, el trineo de Kane en la película de Orson Welles.
A pesar de narrar una experiencia personal real, elegiste acercarte a la escritura desde el género de la novela. En ese sentido, ¿qué te ha permitido la ficción a la hora de escribir una vivencia tan trascendental?
El origen del libro es una indagación ensayística. Pretendía, en cierto modo, objetivar mi valoración subjetiva de las manos. Quería averiguar qué ha dicho la filosofía, la anatomía, la sociología, la historia del arte o la medicina sobre las manos para confirmar que mi intuición acerca de su importancia crucial era cierta. Quería, en definitiva, validar una hipótesis. Pero me di cuenta de que ese no era mi terreno cuando, sin darme cuenta, fui a echar mano de las herramientas que utilizo como autor de ficción y no estaban. Tenía que ser fiel a los hechos, a lo ya escrito por otros, a mi propia experiencia. Y eso me limitaba o, quizá, eran mis limitaciones en ese terreno las que me impedían avanzar. Así que le entreabrí la puerta a la ficción, con alguna concesión sencilla: cambiarle el nombre a un personaje real, por ejemplo. Y cuando le abres la puerta a la ficción, ya no hay manera de cerrarla. Así, con el paso de los meses, el libro se fue transformando en una novela. Y me gusta que haya sido así.
Es la primera vez que escribes una novela desde la primera persona. ¿Era imposible contar esta historia desde otro punto de vista? ¿Cómo ha sido esta experiencia como escritor?
En literatura todo es posible. Pero hay recursos más o menos apropiados para cada narración. En este caso, la primera persona me parecía casi obligatoria porque la experiencia que cuento está muy dentro de mí. Mi esperanza es que el lector pueda meterse dentro de la voz del narrador y sentir que esa primera persona es suya. La experiencia ha sido intensa y llena de vicisitudes porque no soy dado a abordar públicamente mi intimidad. Pero llega un momento en que el pudor te impide profundizar y corres el riesgo de quedarte en la superficie de todo. La clave, en mi opinión, está en ser capaz de mirar a lo íntimo sin exhibirlo. El artefacto funciona si quien interpreta el texto como lector reconoce esa intimidad como propia. Se produce entonces un diálogo en ese nivel entre autor y lector. Ambos protegidos de la mirada o el juicio de los otros.
¿Es tu libro más personal?
Sí, desde luego que es mi libro más personal. Lo que sucede es que esa intimidad que narro está codificada. Solo mis seres queridos sabrán decodificar el libro entero. A los lectores no les diré que parte es real y qué parte ficticia. No me haría bien ni a mí ni a ellos, me temo.
Elogio de las manos trata grandes temas universales como la muerte, el amor, la educación o el paso del tiempo, pero lo hace con humor, ternura y ligereza sin perder un ápice de profundidad. ¿Cómo se consigue este difícil equilibrio?
Con tiempo y trabajo. Tiempo para observar con calma lo que la vida te propone, para pensar en esas vivencias, para escuchar a otros y para leer. Acceder a la dimensión profunda de las cosas suele ser un trabajo lento y que requiere esfuerzo.
La última pregunta es necesaria: ¿cómo has salido de esta experiencia? ¿Hizo esta casa y esta experiencia mejor a Jesús Carrasco?
Sí, he salido mejor, o eso creo. Y ha sido así porque he intentado vivir conscientemente las pequeñas cosas que me fueron sucediendo. Y para esa consciencia plena del presente, en mi caso, nada mejor que trabajar con las manos. Cuando eso me sucede, el tiempo desaparece para mí. Podría trabajar horas, días enteros sin aburrirme ni cansarme.
Lee y disfruta de un fragmento de la novela.
El autor:
Jesús Carrasco nació en Olivenza (Badajoz) en 1972. Su primera novela, Intemperie (Seix Barral, 2013), lo consagró como uno de los debuts más deslumbrantes del panorama literario internacional y fue galardonada con el Premio Libro del Año otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid, el de Cultura, Arte y Literatura de la Fundación de Estudios Rurales, el English PEN Award y el Prix Ulysse a la Mejor Primera Novela. Quedó finalista del Premio de Literatura Europea en Holanda y del Prix
Méditerranée Étranger en Francia. Elegida como Libro del Año por El País en 2013 y seleccionada por The Independent como una de las mejores novelas traducidas de 2014 en Reino Unido, Intemperie ha sido publicada en veintiocho lenguas y ha sido adaptada al cine por Benito Zambrano. Su segunda novela, La tierra que pisamos (Seix Barral, 2016), fue galardonada con el Premio de Literatura de la Unión Europea. Su siguiente libro, Llévame a casa (Seix Barral, 2021), ganó el XVII Premio Dulce Chacón de Narrativa Española y el Premio Casino de Santiago. Elogio de las manos (Seix Barral, 2024) es su última novela, ganadora del Premio Biblioteca Breve 2024.
El libro:
Elogio de las manos ha sido publicado por la Editorial Seix Barral en su Colección Biblioteca Breve. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 320 páginas.
Como complemento pongo un vídeo en el que Jesús Carrasco nos habla de su novela Elogio de las manos.
Para saber más:
https://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_Carrasco_Jaramillo