Según la RAE, un ariete es un delantero centro. En el fútbol de nuestros abuelos (o bisabuelos) con figuras ilustres de la talla de Isidro Lángara (quien marcó 17 goles en 12 partidos con la selección y, que además de 3 trofeos pichichi, fue máximo goleador en Argentina con San Lorenzo y en México con el Club España) o Telmo Zarra (6 trofeos pichichi consecutivos, marcando un total de 242 goles en Primera División), aquella figura del ariete se encontraba perfectamente definida en los esquemas WM reinantes: marcar muchos (muchos) goles. Tras la irrupción de los mágicos magiares, el esquema 4-2-4 ideado por Sebes situó dos delanteros más o menos paralelos con roles complementarios: Kocsis (“Cabeza de Oro”) y Puskas (“Cañoncito”). El fútbol total de Rinus Michels, debido al intercambio constante de posiciones, comenzó a difuminar la figura del ariete en los setenta y ya en los noventa, Johan Cruyff prescindió (en su primera etapa) del delantero centro en pos de un mayor control de la zona media y de una mayor ocupación de las bandas.
Y llegamos al fútbol de hoy. El Barça de Ronaldinho alineaba a Etoo, que no es precisamente un delantero centro prototípico. Posteriormente, Guardiola, en su primer año situó al camerunés en como ariete teórico, pero encargando un importante trabajo defensivo al africano y, además, permutando su posición con Messi en muchas ocasiones (El 2-6 del Bernabéu es un ejemplo). El año pasado Ibrahimovic, que sí posee las características físicas de un centro delantero, no pareció encajar de forma plena. El sueco, cuyas excelentes prestaciones se asemejan a las que Jan Koller en mayor medida que a las de un rematador a la vieja usanza, fracasó en Barcelona. Ahora Villa, parece que confirma la apuesta del Barça por ocupar ese espacio con jugadores de otro corte, aunque con excelentes resultados de cara a puerta.
En el Real Madrid el panorama es aún más complejo. Tras la salida de Van Nistelrooy (aquel holandés sí que es un delantero centro prototípico y no por ello menos extraordinario), el puesto no parece que haya vuelto a ser ocupado con garantías. Con la llegada de Mourinho, parece que la necesidad de un delantero centro se ha hecho, digamos, más patente. En su esquema 4-2-3-1 (o lo que sea), parece conveniente alinear un delantero centro rematador y rotundo. Higuaín no parece que convenza y sus números son aún discretos, aún cuando la temporada pasada fue el máximo goleador del equipo. Benzema no ha demostrado en ningún momento las inmensas capacidades que se le intuyen. Cristiano no es un delantero centro. Y no hay más.
Y el caso es que, pese a que el panorama no parece muy propicio para el ariete en nuestro país, yo conservo la esperanza de volver a ver una generación de delanteros centros como la que viví hace ya 30 años. Aquellos hombres serios, correctos, eficaces y tremendamente humanos que dominaron la liga desde el final de los setenta y hasta los primeros ochenta, además de disputarse el puesto de delantero centro con la selección nacional (conjuntamente con Rubén Cano). Me refiero a Quini (Sporting y Barça), Santillana (Real Madrid) y Satrústegui (Real Sociedad). El primero ha sido, a mi juicio, el rematador más efectivo del fútbol español de todos los tiempos. El segundo, conjuntamente con Kocsis la mejor testa de la historia. El tercero, el ariete de aquella Real bicampeona y delantero titular en España 82. Cualquiera de ellos no desentonaría como ariete en esta selección campeona del mundo. Ni mucho menos.
Ahora, sólo Fernando Llorente parece querer seguir ese camino de especialista que, sin embargo, pocos parecen asumir de forma plena. No en vano, estamos en la época de las media-puntas (que no son ni medios ni puntas). En la tercera jornada de la liga 2010-2011, Llorente encabeza la lista de goleadores. Con la selección sus actuaciones han sido muy notables... resolviendo partidos en primera y en segunda persona.
Para algunos, la figura del centro delantero clásico puede ser parte del pasado. Sin embargo, y aún cuando el juego directo es denostado por algunos, ¿qué se busca para resolver los partidos cuando vienen mal dadas? En esos momentos se recurre a los centrales como Alexanco o Piqué… de delanteros centros rematadores. Es posible que esto del fútbol no haya cambiado tanto.