Elogio del nepotismo

Gran escándalo porque las alcaldesas de Barcelona y Madrid, el alcalde de Cádiz y otros dependientes de Podemos están creando una casta de amigos y familiares, padres, hermanos, yernos, sobrinos.

Los colocan en altos y bien pagados cargos, cuando prometían regenerar el país eliminando las castas creadas por PP, PSOE y partidos nacionalistas.

Pero el nepotismo y las castas no tienen por qué ser indeseables. Han dado emperadores, califas, papas, toda clase de enchufes, y hasta los reyes son producto de la institución, por lo que hay que denunciar este griterío de las cavernas derechistas contra Podemos.

Demuestra mala voluntad  ante este partido limpio: no ha mandado nunca, todavía tiene poca gente en el poder y mucho espacio donde sorber, pero no quieren dejarle.

Se ha acusado de corrupción a Íñigo Errejón por sus pseudoinvestigaciones universitarias, a Monedero por llenar el apellido con subvenciones de Maduro, y a Iglesias Turrión por cobrar de los ayatolás y de Chávez.

Siendo casos de inmoralidad manifiesta, comparados con Bárcenas, los EREs o el Palau, son peccata minuta, en realidad pataca minuta. Cero patatero.

Si Podemos acelera su práctica nepotista y endogámica es porque ha llegado 37 años tarde al botín con respecto al 1978 constitucional, por lo que debe recuperar el tiempo perdido para ponerse a la altura de los partidos que empezaron entonces.

Además, para dirigir grandes ciudades o un país hay que tener al lado gente de total confianza, que entregue la vida por el líder y que se ofrezca como víctima sacrificial cuando la justicia descubra sus latrocinios.

Hagamos, además, menos escándalo: el INE señala que más de la mitad de los españoles ha encontrado trabajo en los últimos cinco años gracias a amigos y familiares.

Y unos 39.500 políticos españoles de los partidos tradicionales tienen empleados a 145.000 allegados, luego los de Podemos también tienen derecho a sus nepotismos.

Estamos ante un cambio de guardia, un relevo, y ahora les toca aceptar a ustedes que Podemos haga que la ubre produzca lo más posible hasta que se jarten, aunque como vienen con muchas ganas nunca se jartarán.

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SALAS