Marck Zuckerberg y Elon Musk. Elon Musk y Marck Zuckerberg. Tanto montan, montan tanto. Para la gran mayoría sus nombres sonarán a chino, pero los que nos movemos en redes sociales y comunicación digital los conocemos de sobra. El primero es dueño de Facebook, WhatsApp e Instagram. Casi nada. El segundo -aparte de ser el alma máter de Tesla y Space X, entre otras empresas- acaba de comprar el 100% de Twiter por 44.000 millones de dólares. Adquiere su nuevo juguetito a golpe de talonario ante la rápida y sorprendente rendición de los anteriores dueños de Twitter. Pero la pela es la pela (qué pena) y por algo ya es el hombre más rico del mundo. Entre los dos manejan el cotarro comunicativo actual, con un poder inmenso concentrado en dos personas que se dicen defensoras de la libertad de expresión. Ejem, ejem... Además, ambos compiten por el jugoso pastel de la inteligencia artificial y el metaverso, por lo que su influencia planetaria será más que preocupante en muy poco tiempo.
Si el pasado mes de julio borré todos mis contenidos y dejé de actualizar mi cuenta de Facebook, anoche hice algo parecido con mi cuenta personal de Twitter. La freno en seco y dejo de publicar tuits de forma indefinida.
Hello Elon Musk.
- Nacho de la Fuente (@nafuente) April 25, 2022
Bye, bye, Twitter.
Me largo de ambas redes porque no me gusta que estos dos milmillonarios sean los que realmente mecen la cuna de la difusión en redes de información y opinión. Con el peligro de monopolio y cruce de intereses que eso conlleva. No me fío de ellos ni de cómo manejan el petróleo de nuestros datos, me niego a seguir escribiendo en sus plataformas, sospecho que la toxicidad en Facebook y Twitter se va a disparar todavía más, y creo que el tiempo me dará la razón.
En mi opinión, una red social deja automáticamente de ser social cuando la maneja a su antojo un único y egocéntrico dueño. Si encima ese propietario, por muy crack que sea, ha protagonizado varios escándalos, pues mejor irse a tiempo. En ambos casos, Facebook y ahora Twitter, se repiten esas atípicas circunstancias. Por mi tranquilidad personal, paso al modo lector, a ver los miuras desde la barrera y a escribir de vez en cuando por aquí, mi verdadero cuarto de estar digital desde hace 18 años.
Actualización, 18 de mayo: