Espadas, corazas, armaduras, arcabuces, mosquetes, bombardas, cañones, lanzas y picas. Sí, picas como las que empleaban los Tercios españoles en Flandes y otros campos de batalla que le otorgaron gloria al mayor ejército del planeta conocido en su época, en el Siglo de Oro (XVI), cuando España iba camino de convertirse en imperio casi hegemónico y dueño de gran parte del mundo conocido. El armamento ligero, base del ejército de Carlos V o Felipe II tuvo su origen en Euskadi, y más en concreto de Elorrio. La base del mismo a partir del Gran Capitán, en la época de los Reyes Católicos, provenía de allí.
Desde finales del siglo XV y durante los siglos XVI y XVII, la villa de Elorrio jugó un papel decisivo en la fabricación tanto de armas blancas como de fuego. A finales del XVI Elorrio contaba con una importante industria dedicada a la fabricación de picas y lanzas: no en vano los lanceros de esta población eran de renombrado prestigio. En un informe de 1575 se indica que salían mensualmente de sus fraguas 3.000 picas y 1.500 lanzas. Este armamento tenía como destilo las tropas imperiales de Carlos V y Felipe II, entre estas, los Tercios de Flandes.
Ayuntamiento de Elorrio./Kotxero
Las populares picas podían superar los seis metros de longitud, aunque en los Tercios Españoles la medida reglamentaria habitual era de 5,42 metros y 4,17 m. Para poder fabricarlas se necesitaban grandes cantidades de madera de fresno, razón por la cual en los montes de la zona de Elorrio existía una gran masa forestal de esta especie. Por derecho propio, Elorrio ha jugado un papel decisivo en el devenir del país, por lo que se convertido en uno de los lugares con historia de España.
Pero en las factorías de Elorrio no solo se fabricaba armamento, sino también corazas, cascos, escudos y otros elementos propios de la defensa, a veces con destino a otros países. En mayo de 1555, Joan García de Leaniz, natural y vecino de Elorrio, firmó una carta de compromiso con cinco maestros armeros para la fabricación de 1.500 coseletes (armaduras completas) con sus respectivas celadas (cascos) para ser entregados al rey de Portugal, Juan III el Piadoso. Casi nada.
La industriosa Elorrio, emplazada en el Duranguesado, rodeada de sierras calizas, pinares y prados verdes salpicados de antiguos caseríos, se conoce como la Villa de los Escudos por su gran patrimonio de palacios, casas linajudas y ermitas (siglos XVII y XVIII) El viajero puede callejear de forma ágil y cómoda por el pueblo viejo para ver los palacios (Uribe-Salazar, Estéibar-Arauna, Arabio, Olazábal, Láriz…), las iglesias (San Agustín del siglo XV, la Purísima Concepción del XVI) o el catálogo de sus cruces (Gurutzeaga, gótica; Santa Ana, renacentista; Gurutzeberri, plateresca)
En la conocida batalla de Rocroi, los Tercios Españoles usaron las picas.
No acaba aquí el lustroso paseo. Fijarse también en la fuente de Berriozabaleta, que es de origen inca, así como en los nueve cruceros del siglo XVI que hay repartidos por los barrios de este pueblo cuyo casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural. Curiosamente, Elorrio es la localidad de Vizcaya que conserva el mayor número de cruces de este tipo.
El viajero tiene que reservar sus emociones para cuando llegue a la ermita de San Adrián, en las afueras de Elorrio, en el barrio que llaman de Mandrakas. Allí, a los pies del recinto sagrado, como durante hace siglos, encontrará la necrópolis de Arguiñeta. Es Monumento Nacional. Ver las tumbas bajo los robles es un espectáculo sobrecogedor, a semejanza del panorama megalítico que existe en la también vascuence Aralar (con su parte navarra) Hay 23 tumbas de piedra del monte Oitz (siglo IX), con relieves de soles y escudos vascos cuyas inscripciones pueden leerse con claridad.
Si el viajero es amante del folclore popular, no se debe perder el alarde Errebonbilloak el primer domingo de octubre: la compañía de fusilemos integrada por mocetones del pueblo recorre la villa emitiendo descargas de fusilería en lugares tradicionales y frente a la casa del alcalde. La fiesta termina con un aurresku en la plaza Mayor. Elorrio tiene el honor de ser la cuna del primer santo vizcaíno: Valentín de Berrio (Otxoa) En el convento de Santa Clara, de las dominicas, hay un museo del santo.
Dónde dormir: Hotel Elorrio; barrio San Agustín, s/n; 48230 Elorrio (Vizcaya); teléfono: 946231555; [email protected].
Dónde comer: Restaurante Batzokia; Urarka Kalea, 13; Elorrio (Vizcaya); teléfono: 946583218.