Revista Cultura y Ocio
Hace ya un par de meses que me ha dado por leer libros sobre casas encantadas. Llamémoslo obsesión. El caso es que me encontré con una variopinta oferta que iba desde el espiritismo hasta la novela de terror. Empecé con La casa infernal, de Richard Matheson, todo un clásico del género. El libro me pareció interesante, bien narrado y con una trama creíble y original. Dignos también de mención, en medio de numerosos bodrios e intentos abortados que se deslizaron ante mis ojos estupefactos, La maldición de Hill House, de Shirley Jackson (Ediciones Valdemar) y La casa y el cerebro, de Edward Bulwer-Lytton (recientemente publicado por Impedimenta). Todos estos libros comparten un mismo leitmotiv: hay una mansión supuestamente embrujada y una serie de personas se atreven a pasar un noche en ella para buscar una explicación plausible al gran baile de lo paranormal: apariciones fantasmales, ruidos extraños, muertes violentas, fenómenos de poltergeist a lo bestia, etc. Llegados a la mitad, el lector siempre acaba haciéndose la misma pregunta: ¿Cómo coño va a acabar esto? Y tras leer unos cuantos libros de casas encantadas se convence de que todos los finales se parecen bastante y vale el refrán de leído uno, leído todos. En mi caso, el rumbo cambió cuando encontré en una tienda de segunda mano Elsewhere (cuyo significado es en otra parte), de William Peter Blatty, famoso por su novela El exorcista de 1971. Lo publica una editorial que se llama Alberto Santos Editor, aunque en el copyright aparece también Imágica Ediciones; en fin, líos del mundillo editorial que acaban confundiendo a la gente. La novela se lee del tirón pese a, seamos sinceros, no estar del todo bien escrita. La protagonista principal, una agente inmobiliaria pija y neurótica llamada Joan Freeboard, es vomitiva desde la página 1 y sus frases resultan molestas y poco graciosas. Resulta que Joan quiere encargarse de limpiar la mala fama de una mansión que está en una isla cercana a Manhattan para poder venderla mucho más cara y forrarse con la comisión. Para ello, llama a una vidente inglesa, a un parapsicólogo y a un conocido escritor que en todo momento se hace el intelectual: viva los tópicos. Desde luego, si fuera por los personajes no estaría reseñando este libro. Ni os imagináis la de desgracias que les deseé a Joan y a su amiguito escritor una vez entrados en la mansión. Los diálogos tampoco funcionan bien y a menudo se tiene la sensación de estar leyendo un guion de cine barato escrito por un becario al que solo le dan un rembolso mensual por el transporte. Rellena esto como puedas, chaval, y no te compliques. Llegados a la mitad, resulta difícil de creer que un escritor de renombre como William Peter Blatty, autor de algo tan mítico como El exorcista y con una larga trayectoria a sus espaldas, se esté pasando por el forro de los cojones todo el andamio narrativo de una novela de estas características. Pero justo cuando empiezas a cagarte en el editor por haber sacrificado árboles en vano y en el autor por el bonito bodrio, llega de manera inesperada la gran sorpresa: un giro espectacular que cambia por completo la dinámica de la historia y que te deja atónito. Gong. De un solo plumazo, el autor le da sentido a la lectura y se lleva el premio gordo pasando por encima de los demás libros de casas encantadas. Cuando llegas al final se lo perdonas todo: los diálogos traídos por los pelos, el escritor listo, la agente pija, la vidente triste, el baño de tópicos y los pequeños fallos narrativos. Todo. Es un final digno de un maestro y necesitas volver a leerlo una y otra vez para creértelo. Solo por eso, es un libro altamente recomendable para todos los amantes del género. Además, la edición es bonita e incluye varios dibujos que te meten aún más en la historia, lo cual siempre se agradece. Para los que viváis en Barcelona, se puede encontrar en una tienda de segunda mano de la calle Asturias, en Gracia. Su precio ronda los 5 euros, una cantidad más que aceptable para disfrutar de una historia única que os dejará huella. No quiero ni imaginarme cómo hubiera quedado esta novela con menos tópicos y un poquito más de rock and roll narrativo. Me asusto solo de pensar en su posible grandeza.