Revista Cultura y Ocio

Elvira. Rubén Angulo Alba

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Elvira. Rubén Angulo Alba
     "Abrí los ojos desmesuradamente.   
     Desorientación, la que sucede a una pesadilla retorcida.
     Dolor."
     Hace ya un tiempo que leí La escritura necesaria, del mismo autor, y percibí en ese libro un estilo depurado, contenido, propio de quien busca su camino entre sus propias obsesiones y placeres lectores. Me llamó poderosamente la atención y me dejó la curiosidad de seguir la pista de su autor. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Elvira.
     Un hombre cualquiera, protagonista de esta historia, se ve atrapado bajo unos palés tras la hora de salida de sus compañeros de trabajo. Está en una zona vacía, en un sótano de un psiquiátrico, y será su voz la que escuchemos mientras pasa el tiempo entre miedo, dolor e incertidumbre sobre si conseguirá salir de allí.
     Cada historia comienza y termina justo en el momento en que su autor lo decide. Eso es algo que he tenido siempre claro, aunque no haya estado de acuerdo en todas las ocasiones. En el caso de los libros breves, y Elvira apenas supera las cien páginas, este ejercicio ha de ser a la fuerza más complicado, por eso suelo fijarme precisamente en el movimiento que el autor pretende interpretar en sus letras, como si se tratara de música. Rubén elige un momento de dolor, incertidumbre y soledad para su protagonista. De algún modo lo abandona, dejándolo a merced del silencio y la angustia para aprovecharse de sus reflexiones, para desnudarlo. Y consigue de ese modo que su novela tenga tanto de intrigante como de privado, dejando al lector la tarea de rellenar los espacios vacíos con cuidado de no verse involucrado o, si acaso, de involucrarse por completo y dejarse llevar por las decisiones tomadas y el peso (curiosa ironía) que tuvieron en nuestras vidas.
     Su protagonista revive sus obsesiones, la relación con su jefa, Elvira, a la que culpa sin ver de su tremendo accidente, la mujer que le fascina y atemoriza, a la que cede y se enfrenta en un duelo permanente cuya única tregua parecía llegar en las horas de sexo. Y sin embargo Elvira es como un fantasma que sobrevuela la obra al que no vemos, pero que su protagonista no es capaz de dejar de nombrar. Es su obsesión y su tormento incluso en esos momentos, atrapado, o tal vez precisamente por eso. La calidad de un escrito se mide en las lecturas que se puedan hacer del mismo. En este caso me pregunto si todo lo que el protagonista relata, desde su parcialidad manifiesta, fue exactamente como lo relató. O si tal vez su situación no es más que una representación de cómo se sentía. Que hablemos también de los espacios asfixiantes que llenan vidas, de cómo su protagonista está atrapado dos veces, la física y la otra, la que tal vez pese más y que viene dada por la vida. Y en ese caso la narración se torna aún más intranquilizadora, y los abandonos son más profundos y las luchas son aún más cruentas. Y los daños... los daños son eso que nos va dejando la vida, a veces menos importantes de lo que creíamos, y otras que nos llevan a la muerte. Si tomamos Elvira como tal, Rubén Angulo realiza un trabajo sobresaliente que va más allá de una historia. Se desarrolla entonces la ficción mezclada con esa realidad de la que ya habla en un prólogo que, siendo escrito por el autor para hablar de él mismo, no es otra cosa que un primer paso para que lleguemos a la novela con la sensación de que el protagonista puede ser cualquiera.
     Pero volvamos al sótano. Allí tenemos a un hombre atrapado y angustiado que no sabe si sobrevivirá. Hablemos de un autor cuyo estilo ha evolucionado para marcarse más aún y de una novela con referencias literarias, atmósfera tensa y que merece no ser subestimada. Un libro tan áspero como recomendable.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias
     

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