En el 25 aniversario de la muerte de Elvis Presley, el 16 de agosto, los medios informativos evocarán al llamado Rey del Rock, aunque pocos recordarán que triunfó como respuesta blanca a la impresionante aparición del Rock and Roll, creado por los negros.
Red neck --cuello enrojecido de trabajador--, con movimientos de pElvis, Presley fue el orgullo descarriado de la sociedad blanca sureña que mediados los años 50 aún segregaba a los negros con el lema de “iguales, pero separados”.
Alejados entre sí, los jóvenes de ambas razas enloquecían en 1955 con el Rock around the clock de Bill Haley y The Comets, y con los éxitos de otros precursores que revolucionaban el Jazz, el Gospel y fabricaban Rhythm and Blues.
Había que responder a aquella creatividad africana y por ahí andaba Elvis, dándole ritmo negro al Country.
En sus conciertos solo había blancos: aún ahora, cuando tendría 67 años de no haber muerto, los negros lo ven como un buen cantante, aunque imitador de Little Richard, Chuck Berry o Fats Domino.
En Estados Unidos, donde se anticipa el futuro mundial, negros, blancos o hispanos siguen aislándose; así es el multiculturalismo, que exige mantener puras las peculiaridades de cada grupo en una voluntaria segregación racial y cultural nacionalista, que rehuye el mestizaje.
Como en un intento de armonizar las dos razas, el mutante Michael Jackson y Lisa María, hija de Elvis, se casaron, pero la fusión no fructificó.