Elza Soares, la artista que todos deben conocer

Hay artistas que la globalización debería hacer correr como la pólvora, pero que, por intereses económicos y políticos, no alcanzan el reconocimiento que merecen. Al menos Elza Soares sí disfruta de él en su país natal, Brasil, aunque no siempre fue así. La que ahora denominan diva, a sus 81 años, padeció el exilio, pero años antes había sufrido la marginación social, hasta el punto de que sus discos se dejaron de vender, por su relación con un futbolista famoso en su época y que estaba casado (¿sufrió él la misma "dilapidación" pública?). La historia de esta artista es tan dolorosa que me pregunto cómo consiguió transformar tanta miseria en la fuerza que trasmiten ahora sus ojos, su voz, todo su cuerpo. Acaba de publicar Deus é mulher y su vindicación femenina surge del conocimiento que da haber sido una mujer pobre, maltratada, que, además, es negra. Triple discriminación. Obligada a casarse con doce años, a los trece ya tenía un hijo. La violencia de género fue habitual en su relaciones de pareja. Ha perdido a varios vástagos, a algunos de ellos por el hambre. Denuncia la violencia, la pobreza de las favelas, el racismo que minusvalora al negro... Combina la samba, su riqueza cultural, con los sonidos electrónicos y los ritmos urbanos modernos. Elza Soares no debería morir nunca. La necesitamos. Y su música tendría que escucharse en todo el mundo. Si quieren, vean y escuchen estas dos canciones que aquí comparto: Mulher do Fim do Mundo y A Carne. Así conseguiremos que al menos hoy, gracias a la Red, su fuerza llegue a muchos lugares de este planeta herido nuestro.