Revista Cultura y Ocio

EMA: En el desierto

Por Poplebon

EMA: en el desierto

Erika M. Anderson se crió en uno de esos bares terminales y carentes de todo atisbo de glamour que crecen como hongos en Dakota del Sur. Apartando las cenizas que Gowns dejaron tras su combustión la llama que prendieron continúa desafiante. EMA se reafirma en sus caleidoscópicos registros vocales y en todo ese catálogo de influencias que se intuyen o te golpean desde el rasgueo de su guitarra.

Past Life Martyred Saints es un debut valiente, tan descarnado que perturba, tan sangrante, viscoso y convulsionado que casi se estrangula con el cordón umbilical que le une a Gowns. La travesía de EMA como solista se inicia en un desierto casi carente de sección rítmica, el paso lo marca su garganta y la línea de bajo. Grey Ship es un tema de más de siete minutos, el más largo del álbum junto con el que cierra (casi sieteminutino), y el que funciona como compendio de lo que uno va a encontrarse: conmoción trágica y purgante.

La marca Anderson conjuga sensibilidad noisy con estética pop y descansa en la textura y la manipulación electrónica. Existen acometidas de angustia punk rock en temas como Milkman y Butterfly Knife que dan paso a nanas quebradas como la sensacional Breakfast. En el camino, estribillos infecciosos y melodías que traspasan tímpanos.

Tomando aliento al final del disco, uno piensa que su voz es precisamente aquello que hace irrelevante la credibilidad o no de sus reflexiones musicales. Evocando la expresión visceral de una principiante Liz Phair, el sonido que escapa de la garganta de Erika M. Anderson apremia al oyente a escuchar el álbum de principio a fin.

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