Pero aún siguieron intentando una vez más, sin grandes esperanzas, cuando el test de embarazo volvió con resultado positivo. Cabe imaginar la alegría de la pareja con la noticia, aunque en su primera visita al doctor recibieron otra más y, diríamos, "se acabó la fiesta": Julia no estaba embarazada una, sino dos veces. El que les llevó a la consulta se había producido cuando ya tenía otro embarazo, sin haberse dado cuenta, de tan sólo dos semanas y media. Dos óvulos fecundados en momentos distintos: una absoluta rareza.
El caso se conoce como superfetación, y se trata de la fertilización exitosa de un óvulo liberado cuando ya existe un embarazo. Son dos seres de distinta edad gestacional, por lo que desde el punto de vista médico no son gemelos. Puedo imaginar la alegría doble de esta mujer que llevaba años intentando convertirse en una. Dice Julia: "Al enterarme de que estaba embarazada, no podía sentirme más feliz".
El propio doctor quedó descolocado ante la imagen de la ecografía: dos bebés distintos, en dos placentas diferentes, y uno de ellos bastante mayor: tuvo que descartar diversas teorías hasta concluir que se había quedado embarazada dos veces en el plazo de quince días. Con treinta años de práctica médica, no lo había visto nunca.
Y es que el caso ha aparecido tan pocas veces que se pueden contar con los dedos de una mano. Así que no pudo animar a la pareja, sino advertirles de los riesgos. En sólo un segundo, una enorme satisfacción se convertía en una gran preocupación para las futuros padres.
El principal problema, aunque todo parecía normal dentro del anómalo embarazo, era llevar a término la gestación y cumplir cuarenta semanas: si el parto se adelantaba, el bebé menor podía nacer demasiado prematuramente. Toda esa incertidumbre y estrés, sin embargo, dio en un embarazo bastante normal. Nacieron, finalmente, por una operación de cesárea: fueron niña y niño, Jillian y Hudson.
Aunque separados por escasos segundos uno del otro, Jillian es considerada la mayor. Las dos semanas de ventaja que tiene sobre su hermano, a decir de los padres, se notan en su desarrollo. Cuenta su madre que es ella la que consigue y aprende cosas antes que el pequeño. Hace poco han cumplido su primer año y sus padres creen que deben criarlos como diferentes, y no como gemelos. Incluso, les preparan cumpleaños separados, para remarcar su individualidad.
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