Embarazo adolescente

El embarazo adolescente

En toda la historia de la humanidad, siempre han habido casos en los que se hace presente el embarazo adolescente o embarazo precoz. Con el transcurrir de los años, las tasas de nacimientos por mujeres adolescentes ha bajado y por lo general suele suceder más en los países en vías de desarrollo, en las regiones con niveles educativos más bajos y países con mayores tasas de pobreza

La organización Mundial de la Salud, establece la adolescencia entre los 10 y 19 años de edad, por lo que se denomina un embarazo adolescente cuando la mujer se encuentra en este rango de edad y cuando aún depende socio-económicamente de los padres. También influye las costumbres o cultura de cada país, ya que en algunas regiones es muy común los matrimonios de temprana edad. Pero cuando los factores son otros, como la inestabilidad familiar, problemas psicológicos o emocionales, falta de educación sexual, falta de conocimiento de métodos anticonceptivos y otros más, el embarazo adolescente se denomina como embarazo no deseado.

El embarazo de una mujer adolescente puede llegar a término, produciéndose el nacimiento, o interrumpirse por aborto, ya sea éste espontaneo o inducido, en éste último caso de manera legal o ilegal dependiendo de la legislación de cada país.

Según estudios realizados, los países en donde se encuentren las tasas más altas de embarazos adolescentes son: África, Nicaragua y República Dominicana, y las tasas más bajas se encuentran en Portugal, España y Corea del Norte.

Según éstos datos, Europa junto con otros países asiáticos tiene la menor tasa de embarazos adolescentes debido a que existen tres razones básicas que lo explican:

1. Una buena educación sexual a adolescentes y jóvenes tanto institucional, social como la propia familia.
2. Facilidad y asequibilidad en el acceso a los métodos anticonceptivos.
3. Sociedades que no consideran adecuada la maternidad prematura e incluso poseen valores tradicionales que estigmatizan socialmente este tipo de maternidad.

Para evitar éstos casos, se debe de empezar por inculcar valores y principios en las familias y no mantener este tema como un mito.