El embarazo supone de por si un proceso en el cual hay que extremar notablemente las precauciones del día a día y evitar hacer excesos que puedan perjudicar tu propia salud y la del bebé. En las últimas semanas de gestación existe un mayor riesgo y por supuesto tampoco tenemos que pasar por alto que en el embarazo en verano este factor es mucho más elevado debido a un peligroso enemigo: el calor.
El cansancio, la sensación de fatiga, las altas temperaturas y el sudor se acentúan con la llegada del buen tiempo. Al estar embarazadas sufrimos mucho más estos inconvenientes y puede resultar peligroso si no se controlan. Si se produce una deshidratación no sólo estamos perjudicando a nuestro propio cuerpo, sino que el bebé también puede sufrir este inconveniente, llegando a producirse también problemas cardíacos y circulatorios debido a la calor acumulada en el interior.
Todas las personas necesitan hidratarse más de lo habitual en verano, pero durante el embarazo en verano debemos incrementar todavía más la ingesta de líquidos. Lo mejor es tener siempre una botella de agua fresca a mano e intentar beber lo máximo posible de ella, evitando zumos azucarados o refrescos. Una alternativa sería un zumo natural, pero sin abusar demasiado de ellos.
Debe descartarse cualquier esfuerzo físico aunque pueda parecer algo pequeño así como hacer cualquier ejercicio mientras el sol golpea con fuerza. Si eres de esas personas que no puede dejar el deporte, puedes practicar algunos deportes de forma moderada durante el embarazo. Además hay que procurar vestir prendas amplias, claras y transpirables, que no produzcan más sensación de ahogo o calor.
No está prohibido tomar el sol aunque no es demasiado recomendable. Si se hace, que sea siempre con un protector solar de máximo factor, y en un intervalo pequeño. Estar demasiado tiempo puede afectar a la salud de la criatura, especialmente aquellos días de temperaturas elevadas.
Durante el embarazo en verano, refrescarse mojando ligeramente partes del cuerpo o los pies es muy bueno para mantener el cuerpo hidratado y aliviar el calor corporal. La natación es muy recomendable para las mujeres embarazadas, aunque el baño en mar abierto puede resultar peligroso debido a las corrientes o el suelo poco uniforme. En las últimas semanas de gestación no se recomienda el baño de ninguna manera, tanto en playa como en piscina, debido a que podemos contraer infecciones vaginales por el desprendimiento del tampón mucoso que recubre el cuello del útero.
Ante la duda de si se ha desprendido o no, es mejor no introducirse dentro del agua. Lo ideal en este caso es refrescarse en casa, donde las condiciones de higiene son mucho más elevadas. No sufras por cualquier duda que te pueda surgir durante tu embarazo, hoy en día existen sesiones de coaching para embarazadas donde podrás resolver todas tus cuestiones y preocupaciones.
Por norma general hay que tener claro que el consumo de alcohol y tabaco es perjudicial para la salud de ambos por lo que debe suprimirse completamente. También se deben evitar los excesos tradicionales en la época estival. La alimentación debe ser lo más fresca y equilibrada posible, evitando comidas pesadas que den una sensación de hinchazón, estómago revuelto o que incrementen todavía más la temperatura corporal.
(Fuente: SmartSalus)