¡No sabéis cómo huele Sevilla estos días! Los miles de naranjos que la recorren han brotado a la vez, llenando sus calles de un aroma embriagador. Y durante el tiempo que dura la floración, la ciudad se transforma por obra y gracia de estos árboles, tan nuestros como la Giralda o la Torre del Oro. Desde el primer momento en que su perfume se deja intuir al pasear bajo la sombra de sus frondosas copas, será tema ineludible, en cualquier charla, el comentar cómo el azahar está haciendo de las suyas por calles y callejuelas. ¡Es toda una experiencia caminar a diario envuelta por esa fragancia cautivadora! Dato curioso; las naranjas de estos frutales, todas amargas, son recogidas por los operarios del Ayuntamiento, y buena parte de la cosecha se exporta a Inglaterra para hacer la mermelada real... Está claro que nuestra flor más autóctona necesitaba un homenaje en este blog, pues a decorativa y aromática, no le gana nadie.
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¡Qué pena no poder enviaros una ráfaga de su perfume a través de aquí!