El vómito o el acto de vomitar es una experiencia que no resulta precisamente agradable. Sin embargo, ¿Qué ocurre cuando el vómito llega a generar un miedo tan intenso que nos limita en el día a día? En estos casos estamos ante lo que se conoce como emetofobia. Veamos en qué consiste.
¿Qué es la emetofobia?
Cuando hablamos de emetofobia hacemos referencia a un miedo profundo e irracional al vómito. Se trata de una fobia específica que afecta alrededor de un 5% de la población. En la emetofobia, cualquier estímulo relacionado con el vómito, ya sea propio o ajeno, como pueden ser el acto de vomitar, las sensaciones que preceden al vómito (por ejemplo, las náuseas) y/o el vómito en sí mismo, pueden generar ansiedad y malestar en la persona.
Una característica destacable de esta fobia es la anticipación. A diferencia de otras fobias específicas en las que la persona se ve expuesta a diario a aquello que teme, el vómito no es algo que suceda a diario y, en muchas ocasiones, la persona puede llevar un largo tiempo sin verse expuesta a ello. Sin embargo, el pensar y anticipar que esto pueda suceder sí es algo que ocurre a diario y que genera ansiedad.
Las personas que padecen esta fobia, pueden verse limitadas en el día a día ya que tienden a evitar o huir de aquellas situaciones en las que considere que puede verse expuesta al vómito.
Posibles causas
- Muchas de las personas que padecen esta fobia han tenido vivencias o experiencias traumáticas o desagradables en el pasado relacionadas con el vómito.
- También podemos encontrarnos con personas que no relacionen este miedo con ninguna experiencia dramática en el pasado, sino que tengan una importante sensibilidad al asco y sea esta vulnerabilidad la que propicia el desarrollo de la emetofobia.
- Otra posible causa puede estar relacionada con factores de aprendizaje por imitación, por ejemplo, en casos en los que la persona ha convivido con alguien que tuviera esta fobia.
Síntomas de la emetofobia
Las personas afectadas por la emetofobia experimentan una serie de síntomas que pueden aparecer ante la presencia del estímulo que se teme o como resultado de imaginarlo. De entre los síntomas que pueden presentarse nos encontramos con diferentes tipos.
Sintomatología física
Se producen una serie de cambios y alteraciones en el organismo como consecuencia de una hiperactivación del sistema nervioso. Algunos de los síntomas físicos que pueden experimentarse son:
- Aumento de la frecuencia cardíaca
- Sensación de falta de aire o ahogo
- Incremento de la respiración que puede llevar a hiperventilación
- Sudoración
- Tensión muscular
- Dolor estomacal y alteraciones gástricas
- Dolor de cabeza
- Mareos y/o desmayos
- Náuseas y/o vómitos
Sintomatología cognitiva
En la emetofobia se pueden apreciar también una serie de pensamientos, ideas, creencias y/o la imaginación de situaciones hipotéticas relacionadas con el vómito y con los posibles peligros o daños que éste puede conllevar.
Estos pensamientos tienden a parecer de manera intrusiva y repentina, pudiendo resultar irracionales e incontrolables. Como consecuencia, puede aumentar nuestro miedo al estímulo fóbico, así como las sensaciones y síntomas físicos asociados.
Sintomatología conductual
La forma de comportarse más habitual como respuesta al miedo es la evitar y escapar.
Cuando hablamos de evitar, hacemos referencia a todo aquello que hacemos o dejamos de hacer para no encontrarnos o exponernos al estímulo fóbico. Ejemplos de ello pueden ser:
- Evitar acudir a lugares en los que pudieran estar en contacto con personas enfermas, como centros de salud u hospitales.
- Evitar la ingesta de alcohol, determinados medicamentos o alimentos.
- Modificar y/o restringir la cantidad y tipo de alimentos que se ingieren.
- No comer fuera de casa.
- Evitar realizar viajes en medios de transporte en los que puedan experimentar mareos.
- En el caso de las mujeres, pueden evitar el embarazo por la posibilidad de experimentar las náuseas y vómitos característicos.
Las conductas de huida o escape, por su parte, tienen lugar cuando la persona no consigue evitar alguna situación relacionada con el vómito y se ve expuesta a ella. En estos casos, buscará la manera de salir de esa situación cuanto antes.
Tratamiento de la emetofobia
Podemos encontrarnos con una gran variedad de terapias psicológicas que pueden resultar efectivas en el tratamiento de la emetofobia (terapia cognitivo conductual, terapia EMDR…).
Independientemente del tipo de intervención psicológica con la que se aborde esta fobia, resulta fundamental realizar una adecuada evaluación con el fin de conocer los diferentes síntomas físicos, cognitivos y conductuales, así como el origen y posibles causas de su aparición.
Con toda esta información, los objetivos terapéuticos irían encaminados a trabajar a nivel cognitivo para modificar aquellas creencias, pensamientos e ideas distorsionadas asociadas al vómito por otras que resulten más neutrales y beneficiosas para la persona.
Además, a través de la sensibilización sistemática, se buscará el enfrentamiento gradual al estímulo fóbico, a través de la imaginación y/o en vivo.
Para ello, se dotará a la persona de recursos que le permitan exponerse a aquellas situaciones que le generan temor y ansiedad pudiendo gestionarlas de manera adaptativa. Entre estos recursos se destaca el entrenamiento en habilidades de relajación que permitirán a la persona disminuir los niveles de activación del sistema nervioso favoreciendo la exposición a las situaciones asociadas al vómito.
En Ansiedad Málaga puedes encontrar soluciones que te ayuden a superar la emetofobia o a buscar la atención psicológica que necesitas.
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