La racionalidad dominante de la historiografía oficial clasifica hechos y personajes según el canon neopositivista. En consecuencia, en el caso de las figuras célebres, son designados según características universales del método cientificista que lo funda.
Por ejemplo, a Arévalo Cedeño la versión hegemónica lo considera un caudillo -sin proyectos políticos e ideológicos para la conformación de un nuevo Estado- en el marco del personalismo político. Al releer su autobiografía, sin los “lentes” neopositivistas, esta figura histórica revela facetas que oculta y deforma la definición de guerrillero.
Este guariqueño notable decidió abandonar la tranquilidad del hogar, los mimos de su esposa y la satisfacción de criar honradamente a su hijo, en aras de alcanzar la autoderminación de su pueblo. Conocía bien la política entreguista de Juan Vicente Gómez a los intereses de los EE.UU. y de las principales potencias europeas.
Es decir, el pensamiento y la acción de este vallepascuense fueron de carácter antiimperialista. Su aspiración última no se centró en la liquidación de Gómez como hombre, sino como figura político-cultural que deformaba en grado superlativo la nacionalidad.
Por ello, el pensamiento de Simón Bolívar fue su norte a seguir para la refundación del Estado-enclave perfilado por el nativo de “La Mulera”. No trató de un marxista, asunto que lo alejó de los cofundadores como él, del Partido Revolucionario Venezolano, PRV, creado en México en 1926.
Sus diferencias, especialmente con Salvador de la Plaza, radicaron en ese aspecto. Todos bolivarianos eminentes, Gustavo Machado, Carlos León, entre otros, pero Arévalo Cedeño no aspiró el comunismo, ni sus proyectos, sino el adecentamiento de un país en manos de politicastros y macheteros.
En última instancia, ansió redefinir la nacionalidad, la soberanía y el patriotismo mancillados por lo anti-venezolano representado con creces por Gómez y su camarilla. Escribió, con angustia vital, que la identidad nacional no podía estar atravesada por el miedo y los vicios. Justamente, deformaciones propias de las ideologías colonial y neo-colonial. Liberal empecinado, cuando muere el tirano de Maracay, en funciones como gobernador del estado Guárico, emprendió una serie de reformas que lo revelaron como un digno representante de los esfuerzos del maestro Simón Rodríguez en formar republicanos descolonizados.
