La pena es una emoción que incapacita a las personas. La empatía hace que sea la situación de otros la que nos provoca esa sensación y se experimenta como propia. Los cuidadores sienten pena, se mueven por esas sensaciones y ello afecta gravemente a su estado de ánimo. Tener un ser querido y apreciado enfermo y que está pasando una situación complicada hace que los cuidadores se abandonen personal y emocionalmente para dedicarse al completo a ellos, pero la pena persiste…
¿Qué hacer con esa pena si la enfermedad no esperanza mejoras sino todo lo contrario?Ver como la persona a la que cuidas poco a poco se apaga es duro e inevitable lograr que desaparezca la pena y tristeza. Esto debe aceptarse como tal y no intentar sentir lo contrario, si no aparecerá frustración. Lo que se puede hacer es por momentos desanclarte de ella agarrándote a las fortalezas, los recursos y a la resiliencia. La pena no desaparece en este tipo de situaciones, pero se mitiga gracias a esto. Es un recurso psicológico y emocional que puede ayudar a muchos cuidadores.Fórmate e infórmate, presta atención a tus fortalezas, mantén una visión global de la situación e intenta buscar un aspecto positivo a la vivencia, así cada vez manejarás mejor la situación.Piensa las cosas positivas que te aporta el cuidado y quédatelas, hazlas tuyas. Satisfacción personal, superación, el tiempo compartido, solidaridad...Expresa y muestra emociones. Busca alguien con quien te sientas a gusto y ventílalas. Y si es necesario recurre a ayuda psicológica, ellos te darán herramientas para conseguir agarrarte al bienestar emocional sorteando la pena.